Estonia es un país que cuida mucho su indumentaria tradicional no sólo en materia de conservación sino también en divulgación y gracias a ello, es muy habitual que los habitantes de las distintas regiones del país mantengan con sus trajes una relación muy fluida y natural. Anu Randmaa es miembro de Eesti rahvarõivad, una ONG centrada en -entre otras muchas labores- preservar el uso y la producción continuada de trajes populares estonios y tradiciones artesanales nativas. Una labor que puede parecer complicada pero que no lo es tanto, si el interés por la indumentaria tradicional de la población es notable. “No es difícil por el momento, porque en Estonia es muy habitual investigar tecnologías patrimoniales e implementar los conocimientos adquiridos -comenta Anu-. En Estonia es algo muy común hacer trajes nacionales”.
Hombre del condado de Põhja Tartu, mediados del siglo XIX. Traje tradicional masculino Torma, del siglo XIX
Para los habitantes de las diferentes regiones de Estonia los trajes nacionales son la ropa de sus antepasados. No los consideran sólo como coberturas corporales sino también como transmisores de mensajes que cuentan las historias de la familia y de la localidad donde habitan y además, esas prendas han sido perfeccionadas a lo largo de los siglos por cada generación posterior. Los materiales increíblemente bien trabajados, los maravillosos colores y diseños y la ropa hábilmente cosida… son considerados un tesoro.
Una comunidad muy implicada
En Estonia hay 108 parroquias históricas “y todas ellas tienen trajes tradicionales únicos muchos de ellos, procedentes de fuentes originales”. Según Anu, lo más importante es valorar los detalles y las diferencias que hay entre cada una de ellas. Tienen también muy en cuenta los trajes de poblaciones remotas y minorías étnicas. “Están los trajes de la costa de Suecia y las islas pequeñas, que históricamente han estado habitadas por suecos, y estos trajes son muy similares a los trajes folclóricos suecos. Además, la ropa de la comunidad Seto está influenciada por la ropa rusa. Kihnu es una pequeña isla donde la tradición de vestir trajes nacionales no ha desaparecido. El espacio cultural de Kihnu también está incluido en la UNESCO”.
Individualmente, cada prenda del traje estonio tiene un significado decorativo y protector según la etapa vital de cada usuario por lo que son únicos incluso, si son nuevas creaciones. Si los trajes son heredados, animan a los propietarios a conservarlos adecuadamente. “Hay muchas casas en Estonia donde se ha conservado el patrimonio familiar. Informamos a las personas que pueden tener prendas valiosas, que para alguien puede ser una fuente de información insustituible. Le invitamos a llevarlos a exposiciones y a mostrárselos a maestros e investigadores para obtener la información que contienen”. Y si las piezas están deterioradas, recomiendan conservarlas para que no se pierda su increíble valor histórico.
Traje típico de Kihnu. Traje tradicional Kanepi naine.
Desde la fundación de la ONG en 2008, han recogido los conocimientos y las habilidades prácticas de historiadores, etnógrafos, artesanos y expertos en artesanías tradicionales del país. Esto ha hecho que, a diferencia de otros lugares, sus trajes no corren peligro de desaparecer aunque trabajan para sensibilizar y educar a las nuevas generaciones sobre la importancia de mantener el traje tradicional como elemento identificativo del país ante el mundo.
Gracias a ello, el interés de la población estonia por su traje tradicional va en aumento. “Desde que la Unión de Artes y Oficios Populares de Estonia y el sindicato de trajes folclóricos (MTÜ Rahvarõivas) comenzaron a desarrollar este campo, después de recuperar la independencia, se han organizado cursos, conferencias y jornadas informativas sobre trajes folclóricos. Cuando se establecieron los estudios sobre trajes folclóricos y tecnologías patrimoniales en la Academia Cultural de Viljandi, el interés en confeccionar y usar trajes folclóricos aumentó considerablemente”.
Trajes típicos de la mujer isleña, finales del siglo XIX.
Una de las actividades más interesantes de la agrupación es el didáctico. Los cursos se denominan «Escuelas de trajes nacionales» y durante el proceso formativo, cada estudiante confecciona un traje de una localidad en particular recibiendo una calificación equiparable a un grado ocupacional. Además, a los participantes les sirve de base para realizar otros módulos más avanzados. “Estos cursos son muy populares. Los alumnos vienen con el objetivo de preparar un conjunto de ropa folklórica -asegura Anu-. Aprenden a armar un decorado, explorar objetos históricos y otras fuentes en el museo. Se tiñen hilos, se bordan, se tejen telas y se tejen prendas de punto… en definitiva, se realizan todas las técnicas necesarias para crear el conjunto. Toda esta información, instrucciones y ejemplos de trabajo se recogen en un resumen escrito que se completa junto con el traje”.
Satisfechos con su trabajo
Estos cursos han adquirido especial relevancia después del Covid porque en sus orígenes, eran cursos de dos años pero, como asegura Anu, “ya no hay prisa por terminar el curso en esos dos años, te tomas el tiempo necesario para profundizar tus conocimientos. Esto también está relacionado con el aspecto de la salud mental porque las personas necesitan una actividad que requiera tiempo y profundización, que les lleve en gran medida a sus raíces”. Además, en Estonia se organizan muchos cursos basados en una técnica o tema específicos por lo que siempre hay algo interesante que aprender.
Traje tradicional de Suure-Jaani, segunda mitad del siglo XIX. Ropa típica de mujer Paistu, del siglo XVIII.
Mientras que en algunos sitios la bibliografía sobre la indumentaria tradicional de su región o de su país es casi inexistente, en Estonia existe una importante documentación sobre indumentaria tradicional no sólo desde el punto de vista histórico sino también en el práctico. “Existen manuales publicados por el Museo Nacional de Estonia. Hay muchos libros basados en las técnicas y sus autores son a la vez maestros. Estos libros tienen una gran demanda y se compran bastante -finaliza Anu-. A los principiantes les recomendamos confeccionar el primer conjunto de ropa en cursos para tener una visión general del proceso. Dado que en Estonia cada vez hay más personas que saben «leer» los trajes nacionales, conocer las tradiciones y las técnicas, queremos que la gente quede feliz y satisfecha con su nuevo traje. Que estén elaborados de la mejor manera y según la tradición para que luego no tengas que arrepentirte de tu ignorancia y cambiarte de ropa cuando seas más consciente”.
Fotografías: Sandra Urvak.