Las Gorras de centeno de Ávila

La cestería es una de las primeras artesanías que aparecieron en la historia de la humanidad y además, es una de las pocas actividades artesanales que no ha sido mecanizada. La cestería realizada en paja de centeno geográficamente está muy extendida pero en España, hay una zona en España (principalmente las comunidades autónomas de Castilla y León y Extremadura), que comparte la tradición de crear Gorras de paja de centeno y, aunque algunas difieren en la forma coinciden en estar decoradas de una forma llamativa y especial. “Las provincias de Salamanca, Segovia y Ávila han conservado en sus decoraciones la paja abierta, que es lo que las caracteriza, mientras que, en Cáceres, pervive la decoración con paja trenzada, lanas de colores, telas, botones y espejos. La paja abierta es especialmente singular por su complejidad en la elaboración y requiere cierta maestría en la gorrera”.

Carlos del Peso es un experto en la Gorra, especialmente las de la provincia de Ávila. Fruto de sus investigaciones es el libro Las Gorras de paja de Ávila, donde recopila interesantes ejemplos de este accesorio artesanal. “Posiblemente lo que más me interesa de ellas es el carácter indentitario de estas sencillas prendas del vestir cotidiano. Ávila ha conservado la mejor industria de gorras de paja de centeno de la Península, en cuanto a número de gorreras en activo y en cuanto a tipologías de gorras. Es un mundo complejo y lleno de matices en las distintas comarcas donde ha pervivido su fabricación y uso”.

A la izquierda, Isabel González, gorrera de Hoyocasero (Ávila). A la derecha, Rafaela, gorrera de Hoyorredondo (Ávila).

¿En qué se caracterizan estas gorras? Empecemos por el material. Para ellas se utilizan fibras de centeno que, a diferencia de las fibras de trigo, es menos amarilla y más flexible por lo que es muy apreciada en trabajos artesanales. La paja además tiene que estar segada a mano para que no se rompa. Para preparar la paja se limpia el tallo de la espiga  y se utiliza sólo la parte central del tallo por su largura y flexibilidad. Previamente a fabricar la Gorra, la paja se humedece con agua fría. Aunque hay factores que pueden incidir en una buena producción de Gorras: “La sequía, como la de este año (2023), incide directamente en la falta de buen material de base -puntualiza el investigador-. También influye la variedad del centeno”.

En cuanto a su forma, las Gorras de Ávila tienen una copa semi esférica y un ala más pequeña que la de los sombreros de paja y su parte de atrás está abierta (de ahí el nombre fe `gorra’) para que se adapte al peinado y así ser más cómoda.  “Para la gorra se gastó siempre el rodete -un recogido en la parte cercana a la nuca donde el pelo se arreglaba con una trenza enroscada sujeta con horquillas o una redecilla-, que se ajustaba en la escotadura trasera -describe Carlos-. Con el fin de no pincharse en la cabeza con la paja, o bien se forraba la gorra o bien se gastaba con pañuelo”. 

Gorra decorada tradicional de Navalosa (Ávila).

La decoración es importante

En cuanto a su fabricación, existen varios tipos de trenzados del centeno. “En esencia, todas las gorras llevan una serie de tejidos trenzados para la realización de la misma. La trenza base (tipo ‘pleita’), plana, elaborada con siete u once pajas, es la que conformará el ala y el casco de la gorra. Sobre esta base se añadirán los picos, de cuatro pajas (sobre todo para los remates) o los cordoncillos, de dos pajas, utilizados para las decoraciones. Sobre la gorra ya fabricada se añadirá el encarrujado, la palma o el lechugado que acabará decorando la gorra”.

Es en la ornamentación de la Gorra es donde la artesana se deja llevar por su imaginación. Telas de colores, cintas, bordados… “ suelen ser de paja abierta en la visera, dos grandes rodetes de paja abierta también sobre las orejas y cordondillos. También aparecen puntualmente corazones en la frente, como son en las localidades de Solosancho o Bohoyo. En muchas tipologías, se redecora, asimismo, con telas de colores. Y allí donde aparecen las telas, en el caso de ser una gorra de luto (que no de viuda), estas son negras”. Hay que puntualizar que las gorras de Ávila son un accesorio funcional. “La gorra siempre fue una pieza de diario. Para las grandes fiestas nunca se usó la gorra. Como mucho, para ir al mercado o a una romería. Pero la mujer cuando tenía que ir festiva nunca uso la gorra de paja de centeno. El añadido de la gorra en los grupos folklóricos con ropas festivas es relativamente nuevo. En la tradición siempre ha sido una prenda de diario, muy decorada, pero de diario”. 

Tía Quila, gorrera de Bohoyo (Ávila), con dos gorras tradicionales cuya seña de identidad son los corazones frontales.

En Ávila todavía quedan gorreras en activo. aunque muchas menos de las que hubo en el pasado. “Como centros especialmente activos están las localidades de Hoyocasero y Navalosa, en el Valle del Alberche, y en Solana de Rioalmar, en la Sierra de Ávila. A estas localidades habría que añadir muchas más que han mantenido la memoria viva de las Gorras de paja de centeno: Bohoyo en el Alto Tormes, Hoyorredondo, en el Valle del Corneja, Martiherrero, en la Sierra de Ávila o La Aldea del Rey Niño y Solosancho, en el Valle Amblés”. Estas artesanas son capaces de reproducir modelos antiguos. “Durante el siglo XX y el XXI hay cierta deriva a la creación de gorras más simplificadas en los adornos de paja abierta por distintos motivos: la falta de paja de calidad para dichas decoraciones y la necesidad de ahorrar tiempo y materiales en la fabricación de la gorra, con un destino más turístico, de recuerdo. Además, muchas de las gorreras han diversificado los productos hacia otras piezas como pequeñas cestas, bolsos…”.

A la izquierda, Gorras de Hoyocasero (Ávila). A la derecha, Gorra de luto de Bohoyo (Ávila).

El futuro de la Gorra de Ávila

Un importante factor en su declive ha sido el abandono de su uso tradicional. Aunque aún haya mujeres mayores que las utilicen, la llegada de sombreros y gorras procedentes de países asiáticos a precios muy baratos, han acabado por hundir estas artesanías. Además, y como ocurre en otras artesanías, la falta de relevo generacional y el desinterés por el patrimonio de las artesanías pueden ser causas de su desaparición pero, en la zona, se están llevando a cabo actividades culturales para que eso no ocurra. “En algunas diputaciones como la de Guadalajara se han creado escuelas de cestería donde se elaboran las tipologías tradicionales. Sin duda alguna, es necesario crear espacios para la divulgación de las técnicas constructivas de estas sencillas piezas artesanas”. 

Parece que no todo está perdido. Desde 2011 se lleva a cabo en la localidad de Solana del Rioalmar, La Fiesta de la Gorra Típica, donde hay exhibiciones de recogida de la mies y de creación de Gorras además de charlas, música y otras actividades. “Es importante trabajar la promoción cultural. Las gorras de paja de centeno de la provincia de Ávila son un patrimonio de primer orden -finaliza Carlos-. El añadido turístico puede darle cierta visibilidad, pero en ningún caso debe ser la finalidad para el mantenimiento de estas artesanías. El boom de fabricación de gorras como recuerdo turístico de los años 70 y 80 ya ha pasado”. Quizás sería darle una vuelta y convertir las Gorras de Ávila en un  accesorio de moda porque son originales, sostenibles y muy llamativas.