En España no existe (todavía) un Museo Etnológico Nacional pero, hasta que llegue esa esperada creación, contamos en Madrid con el Museo de Artes y Tradiciones populares (MATP), una pequeña gran institución que recoge y describe muchas de las costumbres, artesanías y tradiciones de los pueblos de las diversas culturas españolas.
Instalado en una Corrala, la construcción más característica y emblemática de la capital, el MATP es un Museo cuya titularidad pertenece a la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Poco a poco se ha convertido en un punto neurálgico no sólo para los turistas que visitan la ciudad sino también para los vecinos de La Latina, el castizo barrio donde se encuentra situado. Ana Isabel Díaz-Plaza Varón es Técnico Superior y Conservadora del Museo y cuenta cuál fue su historia. “La mayoría de los Museos Universitarios que hay por todo el mundo surgen de las colecciones que las universidades tienen como forma de dar docencia”. Una especie de ‘gabinete de curiosidades’ alimentado, en ocasiones, por donaciones.
Intrépida y apasionada
Y ese el es caso del Museo de Artes y Tradiciones populares (MATP). Este museo se fundó en 1975 en el Campus de Cantoblanco de la UAM gracias a la donación personal de Guadalupe González Hontoria. “La colección tiene una historia peculiar porque Guadalupe participó en un concurso de la pasta de dientes de Profident y le tocó un coche. Ni corta ni perezosa, ella se fue recorriendo toda España recogiendo todas las artesanías que ella creía que estaban a punto de desaparecer”.

Ana Isabel Díaz-Plaza Varón mostrando los fondos indumentarios del Museo de Artes y Tradiciones populares (MATP).
La primera pieza que Guadalupe adquirió en su aventura etnográfica fue una alfombra de esparto. “Estaba en Moratalla, un pueblo de la provincia española de Murcia. “Allí vio a un niño pisando el esparto y a ella le impactó que ese trabajo tan enorme, hecho con ese cariño, no tuviera ningún reconocimiento”. Con el paso del tiempo y los kilómetros recorridos, Guadalupe llegó a atesorar unas dos mil quinientas piezas en su casa. “Tenía una casa grande pero aún así, tantas piezas eran muchas”.
Así, Guadalupe estuvo buscando un espacio seguro para sus tesoros. Contactó con varias instituciones para encontrar un sitio permanente para exponerlas y, en el año 1973, se comunica con el rector de la Universidad Autónoma de Madrid que, en ese momento, era Gratiniano Nieto Gallo. “Nieto tenía mucha vinculación con el mundo de los Museos porque había sido conservador, entonces esa sensibilidad que tenía fue fundamental para aceptar la donación de Guadalupe”, que fue nombrada Directora y ha sido Directora Honoraria hasta su fallecimiento en 2014.
De las aulas al Madrid castizo
El Museo empezó con tres aulas en la Facultad de Filosofía y Letras en el Campus de Cantoblanco de la UAM y como las donaciones fueron creciendo, se llegó a las siete aulas desde 1975 hasta 2010. Era necesario encontrar un espacio más funcional y accesible para todo el público y en 2010, el Museo se traslada a una antigua corrala rehabilitada en el corazón del Rastro madrileño conocida por los vecinos como ‘El Corralón’, abriendo sus puertas en 2012.

Traje de bautizo de Segovia (España) en el Museo de Artes y Tradiciones populares (MATP).
La exposición permanente del Museo gira en torno a tres ejes principales: el ciclo vital, el ciclo festivo y los oficios tradicionales. “Tratamos de respetar el orden que había pensado Guadalupe -cuenta Ana Isabel-, que era el típico de los Museos de Arte y Tradiciones Populares vigente los años 70 que a mí, llevado al 2025, no me parece antiguo. Me parece incluso el mejor porque así, en un futuro Museo de Etnografía Nacional, no se tendría que estructurar geográficamente porque cada región utiliza los materiales de su entorno y en unas hay más madera, en otras hay más cerámica… por lo que alguna podría sentirse más desfavorecida. De este modo, al hablar del ciclo vital y del ciclo festivo, se puede integrar distintas áreas”.
Ana Isabel apunta que esto puede resultar un poco chocante para las voces museísticas más críticas. “A veces dicen que se repiten colecciones pero eso tampoco está mal porque el visitante ve que un uso se puede leer como trabajo, se puede leer como regalo de bodas… Etnografía es todo, cómo vivimos los seres humanos en cualquier periodo. A veces vemos cosas demasiado recientes e incluso yo misma, digo ‘esto no lo cojo para el museo’, pero por ejemplo las cintas de casete, que los más jóvenes no las han utilizado, son susceptibles ya de ser piezas de museo”.
Reflejo de nuestra existencia
Nacemos, vivimos y morimos. Generación tras generación hemos ido aportando y evolucionando y en el camino, hemos dejado una serie de testimonios físicos (trajes, utensilios, herramientas…) y orales (relatos, canciones…) que los expertos han ido recopilando a lo largo de muchas décadas. En el Museo de Artes y Tradiciones populares (MATP) se exhiben piezas muy interesantes como un Cuévano niñero del Valle del Pas (Cantabria), un cesto adaptado para llevar a los niños a cuestas; sillas parteras de Sevilla (en cerámica) y de Euskadi (en madera) o un traje de bautizo de Segovia con todos sus detalles y bordados…

Cuévano niñero del Valle del Pas (Cantabria), en el Museo de Artes y Tradiciones populares (MATP).
El arte popular es por esencia anónimo pero ese objeto lo hizo y lo utilizó alguien. “En la gran historia del arte, al principio, los artistas no firmaban sus obras y llega un momento en que empiezan a tener personalidad. Hacer una capa de paja no es nada fácil y eso, lo ha hecho alguien quedando en el olvido entonces, en la medida de lo posible, cuando sabíamos quien había hecho algo o el donante, el que lo ha usado, hemos tratado de reflejarlo”.
La indumentaria tradicional expuesta (o guardada en sus fondos) del Museo madrileño es espectacular. Destaca en la sala los trajes de boda una pareja Maragata (León), una capa Alístana de Zamora, bellísimas gorras de Montehermoso o gorras de centeno procedentes de diversos puntos de la geografía española; alpargatas y cestería; pesadas sayas de lana abatanada, un traje de pastora procedente de Caudé (Teruel) cuya doble saya permitía colocar la superior para protegerse del frío y la lluvia.
El arte del trabajo
Además, elementos representativos de valiosas e impresionantes artesanías como los trabajos en metal o madera, la cestería y cómo no, la cerámica. En este terreno destacan las cerámicas negras de Llamas de Moruro (Asturias) y Verdú (Lleida); la pintada a tres colores de Talavera de la Reina (Toledo), las singulares figuras de Marratxí (Mallorca) y la famosa cerámica de Fajalauza (Granada), entre muchas otras.


Trajes de matrimonio maragato de León (España), en el Museo de Artes y Tradiciones populares (MATP).
Los oficios también están reflejados en las salas del Museo con las herramientas que se usaban en ellos. Trabajos muchos de ellos olvidados o a punto de desaparecer. Señalar el taller de forja cuyas piezas proceden de una antigua herrería de Almodóvar del Campo (Ciudad Real), el de curtido de pieles además del pastoreo, la agricultura o la pesca, donde destacan las cestas de mimbre que usaban los Cenacheros o vendedores ambulantes de pescado en Cádiz.
E incluso hay un taller de joyería completo. “Esta es una donación muy emocionante. Era un joyero que vivía en la calle Duque de Alba (Madrid), en un cuarto piso. No era un taller de joyería a pie de calle sino donde reparaban joyas. El señor se había jubilado hacía años y un día paseando por la zona del Rastro quería malvender las herramientas, pasó y me estuvo contando su historia. No habíamos hecho nada en esta parte final de la Corrala que son difíciles de musealizar porque son cuartitos pequeños, y el señor nos donó el taller entero. Hemos tratado de reproducir su taller contándonos él para qué vale cada herramienta”.
La vida también es fiesta
Las fiestas populares son un reflejo cultural de las comunidades. Han desempeñado (y lo siguen haciendo) un papel importante en la conservación de las tradiciones. El ciclo festivo también está muy presente en el Museo de Artes y Tradiciones populares (MATP) con una impresionante muestra de todas aquellas figuras claves tanto en la celebración del equinoccio de verano como el de invierno.


Figuras del Entroido gallego y la Pareja de Botarga (Guadalajara), en el Museo de Artes y Tradiciones populares (MATP).
De los protagonistas de la celebración del Carnaval se puede admirar el traje de Peliqueiro de Laza (Orense). De Almiruete (Guadalajara) destaca la pareja de Botarga. Durante la festividad, la figura masculina baja de los montes haciendo sonar los cencerros que lleva a la espalda para encontrarse con la Marcarita, la figura femenina ataviada con un vestido blanco y curioso sombrero.
El museo se ha dedicado mucho a contemplar el periodo festivo. “El equipo que me precedió en las aulas realizó unos proyectos de registro de Cantos de la Comunidad de Madrid, y también estudiaron algunas de sus fiestas, como Las Vaquillas de El Molino o La Vaquilla de Fresnedillas de la Oliva, por lo que sí tenemos algunas piezas de la zona pero indudablemente, es una cosa muy pequeñita en proporción con el resto”.
El alma de la fiesta
Y ese ‘resto’ son, por ejemplo, manifestaciones festivas tan destacadas como Las Viejas a Caballotas (Santa Cruz de Tenerife), el Demoni de Forcall (Castellón), el Mayordomo y el Lacayo (Toledo) o el Jarramplas de Cáceres. “Hasta hace no muchos años, los ‘jarramplas’ se forraban el cuerpo con cuero para amortiguar los nabos que les tiran pero ahora van con una coraza de fibra de vidrio así van más seguros y es más ligero”.

La sala dedicada a los Gigantes y Cabezudos en el Museo de Artes y Tradiciones populares (MATP).
Algo similar ocurre con los Gigantes tan abundantes en las fiestas de toda la geografía española. “Los Gigantes pasa lo mismo. Antes era una estructura de madera y ahora los que han sido restaurados tienen una estructura de fibra de vidrio ¿Por qué no vas a usar la fibra de vidrio? Nosotros, siempre que se puede, intentamos hablar con el protagonista”.
Los encargados de hacer bailar a esos gigantes y cabezudos son la Asociación Comparsa de Gigantes y Cabezudos de la ciudad de Madrid, un equipo de jóvenes aficionados encargados de ofrecer este histórico espectáculo. “Nosotros llevamos trabajando con ellos unos tres años y ha sido genial porque estos Gigantes estaban olvidados en una nave de Matadero Madrid y ellos insistieron en que se restauraran, en que salieran. Se reunieron con nosotros para que los acogiéramos aquí porque allí nadie los veía. Tras años de gestión, finalmente vinieron y que salgan y tratar con ellos… ellos son la fiesta. El gigante puede ser el personaje pero ellos son la fiesta”.
La tradición está muy viva
La gente está tratando de volver a las raíces. “Estas fiestas rurales es algo que la gente siente más -comenta Ana Isabel-. Hay que tener cuidado porque estos trajes no son disfraces porque una máscara en la persona se convierte en ese personaje. Lo de las mascaradas que hacen en Mascarávila, por ejemplo, la cantidad de gente que mueve, antes eso no pasaba. Siento que la etnografía está interesando más a la gente pero sí es cierto que a veces me cuestiono si uno, en su mundo, como yo que estoy rodeada de esto, veo esta parte de la realidad pero sí noto que hay gente más joven con proyectos más modernos y más frescos”.

Varias Gorras de Montehermoso (Extremadura) en el Museo de Artes y Tradiciones populares (MATP).
Por otro lado, hay muchas voces críticas echándose las manos a la cabeza porque la tradición se está alterando. “Es que a lo mejor tiene que desvirtuarse un poco para que viva. Ahora hay etnógrafos muy puristas que dices es que esta tela, que la hacían con lana abatanada, ahora la hacen con nosequé pero claro… Una cosa es que, en un alarde, te hagas un traje como antiguamente se hacía pero por ejemplo, tenemos un traje de Charra donde las bolitas que lleva bordadas son minúsculas y coserlas debía ser un trabajo enorme. Los trajes de ahora tienen lo mismo pero con bolas un poco más gordas. Hay pequeños detalles para facilitar el proceso”.
A lo largo del año, el Museo de Artes y Tradiciones populares (MATP) ofrece una agenda cultural muy jugosa e interesante donde destacan talleres (como el de bordado de Roseta canaria), ponencias, conciertos, desfiles (como el de Chulapos y Chulapas), danza y música… Merece la pena estar pendientes de su calendario como también ver el repositorio de ‘Narria’, una publicación sobre artes y costumbres populares nacida en 1975 y hoy, lamentablemente desaparecida.
Museo de Artes y Tradiciones populares (MATP). Calle de Carlos Arniches, 3 y 5. Madrid. Tel. +34 91 497 65 00.
