Carmen 17 reivindica el arte de las colareiras

Las Colareiras son las artesanas de un oficio histórico y fascinante de Galicia. Su nombre proviene de la palabra gallega «colar» (pegar), ya que su trabajo consiste en crear delicadas y hermosas joyas a partir de caracolas y otros moluscos que ellas mismas recogen en las playas. Después de seleccionar, lavar, tratar y clasificar cada uno de estos tesoros marinos, finalmente pegan cada una con gran precisión para crear broches, pendientes o collares. Este tipo de artesanía se ha transmitido de generación en generación, principalmente entre las mujeres de las zonas costeras, como la ría de Muros y Noia, en A Coruña, un lugar especialmente conocido por su tradición en este arte.

Además de su valor artístico, la labor de las Colareiras tiene una gran importancia cultural. No solo preserva un oficio tradicional en peligro de extinción, sino que también representa la resiliencia y el ingenio de las mujeres gallegas que, a lo largo de la historia, han encontrado en los recursos naturales de su entorno una forma de sustento y expresión artística.

La unión hace la fuerza

Carmen 17 es una firma de moda cuyo trabajo ha ido, en múltiples ocasiones, unido al trabajo de artesanos. Un mano a mano entre diseñadoras y artesanos para crear prendas diferentes, únicas y además, con un potente mensaje social. “Tenemos mucho que ganar consumiendo en favor de las artesanías y procesos kilómetro cero. Además de cultura, protegemos una vida sostenible para el planeta y las personas que lo hacen posible”, comenta Sofía Nieto que, junto a Arancha Rodrigálvez conforman Carmen 17. 

La sudadera de Carmen 17 realizada en colaboración con la coloriera, Montse Betanzos.

La colaboración junto a las colarieras empieza a gestarse en 2024, cuando la Fundación Artesanía de Galicia invitó al equipo de diseño madrileño a su encuentro anual. “La idea era a ver si surgía un chispazo para llevar a cabo una colección colaborativa como veníamos haciendo con las gorreras de Ávila, la cerámica de Talavera o el refajo manchego de Albacete”. 

Cuando las diseñadoras visitaron la ciudad de Agolada vieron muchos proyectos gallegos maravillosos pero sintieron una punzada muy fuerte con el trabajo de Montse Betanzos y sus joyas de caracolas marinas. Hablé con ella, le pregunté si estaría abierta a recibir una propuesta mía de diseño para trabajar en una colaboración. Me dijo que si, que le apetecía mucho, y a los pocos meses le enseñé la idea y nos pusimos manos a la obra con el apoyo de la fundación”.

Las caracolas son las protagonistas

No es lo mismo utilizar los exoesqueletos de los moluscos en joyería que como aplicación en tejido por eso, tanto el trabajo de Carmen 17 como el de Montse Betanzos ha estado muy compenetrado. “La elección de las caracolas ha sido totalmente determinada por criterios plásticos, yo he trabajado en la composición con libertad de tipos. Todas se podían emplear y se tratan igual como se hace para joyería -prosigue Sofía-. Quise innovar en la aplicación de las caracolas como pedrería natural y, lo que más ha tenido que experimentar Montse, es en la tensión y la puntada a la hora de hacer el bordado en la tela”.

Las colareiras recolectan ellas mismas las caracolas para crear su joyería.

En esta colección cápsula de Carmen 17, en colaboración con la colareira Montse Betanzos, se ha conseguido mantener un diálogo entre los materiales, que se abrazaran mutuamente. “Queríamos que las caracolas fueran las protagonistas y también que fueran prendas sugerentes y que respiraran y transmitieran el misterio y la fascinación del mar”. 

Una colección con intención

Para las prendas que componen la serie, han trabajado varios tipos de aplicación: “La camisa encapsulada, en la que vemos las caracolas a través de una gasa, es una metáfora de la visión de este oficio a lo largo del tiempo, de la invisibilidad que vivieron las colareiras. También ese misterio de la antigüedad. Creemos que esta pieza transmite muchas cosas que queríamos que estuvieran presentes en la colección”. 

Otra de las prendas estrella es la sudadera. “Tiene la intención por la ligereza y color del tejido y los elásticos, de puño y cuello, que semejará lo más posible a una borda de la arena de la playa, un fragmento de orilla; mientras que el conjunto de lino es una mezcla entre la intención de recrear un pedazo de orilla con el propósito de crear una joya, que parezca pedrería natural”. 

Traje de Carmen 17 de la colección realizada con la colaboración de la colareira, Montse Betanzos.

Por otra parte, destaca el traje por ser el objeto inspirador número uno. “Está trabajado en formaciones de guirnaldas y recuerda a las culturas antiguas. Esta disposición fue la semilla de la colaboración. Yo compré los pendientes que ella tenia diseñados en forma de guirnaldas de limones y luego, Montse me contó que ese no era un diseño actual sino que formaba parte de su colección de formas antiguas que hacían las abuelas y que ella mantiene”.

Merecido reconocimiento

El oficio de colareira ha tenido muchas dificultades y un nulo reconocimiento histórico. Principalmente, porque este trabajo lo realizaban y siguen realizándolo mujeres, y siempre se ha pasado de madres a hijas. Durante mucho tiempo fue considerado un colectivo marginal, una simple «anécdota dentro de la economía y de las artes populares», sin tener un reconocimiento laboral o social de ningún tipo. A ello se le suma que en sus inicios, las colareiras eran vistas como una molestia y su actividad se intentó restringir. Se cuenta que en el pasado, hubo intentos de limitar su venta e incluso guardias que les rompían los collares. 

Encontrar en la playa caracolas enteras y bonitas, recolectarlas, y montar las piezas es un esfuerzo que a menudo, no era valorado por el público. “Cuando empecé a diseñar la colección quise investigar la historia y el contexto del oficio de colareira porque no conocía nada -cuenta Sofía-. Y me fascinaba lo que transmiten las caracolas. Vi que existía un libro que estaba descatalogado: ‘Las colareiras de O’Grove’, de Patricia Arias y Antón Mascato y le pregunté a Montse si me ayudaría a conseguir un ejemplar y obviamente, ella lo tenía y me lo envió a casa”. 

Carmen 17 ha querido rendir un homenaje al trabajo de las colareiras gallegas.

Gracias a ese libro, Sofía descubrió las luces y las sombras de esta historia. “Me sorprendió saber que había un sentimiento de vergüenza por ser colareira. Estas mujeres fueron estigmatizadas como salvajes, indígenas, y las obligaban a vestir y a hablar de un modo que no incomodara al turismo de clase súper alta que llegaba al gran hotel a tratarse en las aguas termales”. 

El texto está lleno de datos impactantes. “Hay muchas anécdotas que muestran una historia de invisibilidad e infravaloración que se gestó en un contexto machista y clasista y que, como otras labores fue feminizada con toda la carga negativa que ello implica y, como con otros trabajos, salieron adelante y hasta hoy llegan ejemplos como el de Montse, que actúan con la determinación y la intención de cambiar las cosas”.

Directo al corazón

Cuando Carmen 17 encuentra una labor inspiradora no ‘traducen’ esa artesanía a la moda. “Cuando surge esa punzada en el pecho que enciende un motor interior, lo que se activa es la búsqueda de como lo haremos. Lo pensamos luego después de tener el flechazo”. 

Aplicaciones ‘de racimo’ en la colección de Carmen 17 y la colaboración de la colareira, Montse Betanzos.

Una vez que se tiene la idea y que empieza a materializarse, para Sofía es esencial que “las piezas tengan el equilibrio perfecto entre diseño y buenos acabados, respetando fuertemente los procesos y que, al mismo tiempo, las prendas no se disparen de precio para que sea posible recibir un mayor número de pedidos y que así, la actividad aumente en los talleres, tanto en el nuestro como en el de nuestras colaboradoras”.

Para ellas, arrancar un propósito de este tipo es un desafío importante. “Sacar adelante estos proyectos es un auténtico reto porque es remar en contra de la marea de moda rápida, precios ínfimos y homogeneidad. Aquí apostamos por todo lo contrario e intentamos  trasmitir el entusiasmo suficiente para que se elija una prenda nuestra de entre todas las miles de opciones que existen”.