En Madrid el traje tradicional no está tan arraigado como en otras Comunidades españolas. A grandes rasgos históricos, la vestimentas de los chulapos se popularizó entre las clases bajas a finales del siglo XIX y principios del XX. Mientras a ellos ellos se les relacionaba con la granujería, ellas eran planchadoras, modistas, fruteras, floristas, cigarreras o lavanderas del barrio de Chamberí. Con esta indumentaria además, se diferenciaban de madrileños que vivían otras zonas como los Majos y Majas del barrio de Maravillas. Mientras que la indumentaria de los Majos ha quedado relegado a los cuadros de Goya y a alguna representación teatral, el de los chulapos es el que más se ha asentado en el ideario popular aunque lamentablemente, relegado a la categoría de disfraz ya que los únicos que se pueden encontrar -mal confeccionados, formas anodinas y pésimas telas- son donde se venden este tipo de ropa e, incluso, en los almacenes orientales… A no ser, que te lo hagas a medida.
Más que realizar el traje de chulapa en sí, en Carmen 17 lo que hacen es una revisión del mismo. “Arancha siempre decía que al traje de chulapa había que darle una vuelta”, asegura Sofía. A lo que la aludida responde: “Mientras que hay trajes con muchísima tradición, con muchísimo arraigo, como el de fallera o el de castellana, en Madrid no. De hecho, en las fiestas se nota muchísimo. En las fiestas en el Pilar de Zaragoza, todo el mundo se viste de baturro y de mañica y si tu vas a la Paloma, solo hay cuatro personas ataviadas de chulapa y de chulapo. Esto es por un lado, porque no tiene ese arraigo, porque el traje de chulapa viene más por el mundo de la escena, de la Zarzuela, y por otro lado porque en Madrid se diluye todo un poco. El traje de chulapa resulta muy atractivo a la figura femenina, es muy sexy, la silueta es muy atractiva en ese aspecto, pero con los tejidos habituales y con la manga de jamón… era un poco cansino”.
Sofía y Arancha y dos de sus chulapas.
Sofía Nieto y Arancha Rodrigálvarez fundaron Carmen 17 en 2011. En su taller cercano a la Puerta del Sol producen vestuarios para todo tipo de producciones audiovisuales y escénicas; diseñan y realizan colecciones de prêt-à-porter para hombre y mujer de forma artesanal, en condiciones laborales justas, empleando materiales de cercanía de alta calidad, de origen natural y de bajo impacto medioambiental y además, confeccionan a medida trajes cie chulapo y de chulapa. “Siempre nos ha llamado mucho la atención el folclore, desde la infancia, de una manera natural e instintiva. Cuando empezamos a trabajar juntas nos dimos cuenta de que muchas de las fuentes de inspiración a las que recurríamos eran trajes regionales. Para muy distintos proyectos, para muy distintos diseños. Me acuerdo de una conversación que tuvimos en nuestros inicios en la que analizamos las tribus urbanas. Si te fijas, todas ellas están reflejadas en el traje regional. El punk, está el hip hop, está el rock… Porque ¿De dónde beben todas las tribus urbanas? De los trajes de expresión digamos, popular. Si te fijas en los trajes del siglo XIX de Argentina, de Toledo o de Grecia ves ahí una fuerza expresiva, del pueblo que además engloba muchísimas artesanías. Puedes tirar de ese hilo y desarrollar un montón de cosas -argumenta Sofía-. es una fuente de inspiración extrema y muy viva”.
El propósito de Carmen 17 es evolucionar el traje de chulapo y de chulapa para que vaya con los tiempos y apele a la gente del momento para que no quede como una curiosidad antropológica. Para el traje de chulapa hay gente que prefiere el estampado de lunares rojos sobre fondo blanco tradicional, pero animan a que la clienta seleccione la tela de algodón con el estampado que mejor las defina. “Te puedes hacer el traje con los motivos -calaveras, flores, geometrías…- que quieras y con la personalización que quieras”, aseguran. Como regla general, el prototipo que proponen es de dos piezas sueltas para que pueda ser combinable. “¿Qué te pones todo junto?, Bien. ¿Que te pones la parte de arriba con unos vaqueros? o la falda con una camiseta de tirantes? Pues también. O sea, tu puedes darle la modulación que quieras y queda muy bien. Divertirte con el traje y hacerlo ponible”. Incluso plantean dos acabados para el top: con cierre tipo corsé y top con el cuello bordeado con flecos para aquellas que prefieran no llevar Mantón de Manila por miedo a perderlo.
Un vestido de chulapa en dos piezas y chaleco de chulapo con espalda bordada.
En cuanto al traje de chulapo la cosa se diversifica más porque es totalmente agender. La pieza clave del mismo es el chaleco, que debe ser, como manda la tradición, de tejido de pata de gallo. El clásico pantalón negro puede cambiarse por otras opciones. “Hemos tenido casos de todo tipo: de chaleco con falda, de chaleco con pantalón, de chaleco con minifalda, chaleco con pantalón con volante que parece falda… La gente expresa su identidad mediante el traje”. Además, ofrecen la posibilidad de incluir un bordado en la espalda, como hicieron en su proyecto social y reivindicativo “Ves Tranquila”. “El recuperar tu identidad como vecina de una ciudad, como participante de un entorno, de una escena, y poder ir a un evento o a una verbena y decir ‘oye, que no me toques las narices cuando vuelva a casa’. No solo como usarlo como algo lúdico y estético sino también con una conciencia política -cuenta Sofía-. Al final está todo relacionado”.
Además, en Carmen 17 no hay que preocuparse por encontrar o no talla. “La ropa a medida es inclusiva para que todas las fisonomías se puedan ver reflejadas y que la ropa se adapte a los cuerpos y no al revés, como estamos acostumbrados. En ese sentido siempre tenemos ese discurso de diversidad de formas”. Y aunque tengas una talla normativa, “experimentar como es la confección de algo a medida que te va a sentar lo mejor posible” es algo muy especial y único.
Carmen 17. Calle del Carmen, 17. 28004 Madrid. España.
Fotos: Bárbara Lanzat para Carmen17.