El bordado de Madeira es una joya

Anna Galvão es la artífice de Avilhoesa una firma de moda que tiene en la indumentaria y en las técnicas tradicionales de costura de Portugal, un referente inspirador para sus creaciones. Esta diseñadora, de con raíces brasileño-portuguesas se siente atraída principalmente por sus bordados y tejidos. Avilhoesa surge en 2014 con su proyecto de graduación en Diseño de Moda. “Elegí abordar el bordado de Madeira, que fue el trabajo de mi abuela durante toda su vida. Mi abuela coordinaba varias bordadoras y componía ajuares de novia, trajes de bautizo o toallas. Noté que hubo una reducción progresiva de los clientes y la demanda por eso, la idea de mi proyecto fue revitalizar el bordado en la ropa de mujer para atraer a un público más joven” Anna consiguió la máxima calificación y su trabajo está online en Issuu y disponible también para cosulta física en IVBAM (Instituto do Vinho e do Bordado e Artesanato da Madeira). 

Anna ha aplicado el famoso bordado de Madeira en complementos, principalmente en joyería, reduciéndolo a su mínima expresión. Un trabajo delicado y minucioso que aprendió de manos de su abuela “pero llegó un momento en el que ella ya no podía enseñarme porque estaba desarrollando Alzheimer así que busqué alguna maestra que me enseñara en la isla. Pasé unas vacaciones de verano en el curso y aprendiendo nuevas puntadas a través de Internet”. 

El bordado de Madeira es singular y cambia según la parte del mundo donde se realice. “Tiene varias configuraciones pero los puntos básicos son los llamados encaje, cuerda, lleno, Richelieu, ojal, matiz, sombra y arena. Lo normal es usar para bordar un tejido de lino blanco o crudo utilizando hilos de cuatro colores: blanco, azul oscuro, azulado o crudo -describe Anna-. Muy diferente al colorido bordado producido por madeirenses en Brasil durante el siglo XX. Era tan llamativo que algunos bordadores empezaron a utilizar hilo de seda por lo que sus trabajos llamaban mucho más la atención”. Mientras que en el otro extremo del globo, en Asia, se incorporaron algunos puntos nuevos “y es muy común ver la mayor parte del contorno perfilado en linea gris y grandes flores de colores como motivo principal. A este punto lo llamamos Macao”.

Pero ¿Qué tiene de especial la joyería tradicional portuguesa? “Principalmente destaca su filigrana -comenta Anna-. Son hilos de oro o plata que van creando elaborados diseños a veces, muy parecidos a encajes”. Anna busca piezas en tiendas de segunda mano, ferias de antigüedades y bazares y las restaura “con la ayuda de un orfebre que fue mi maestro -comenta la diseñadora-. En 2016 di un curso de diseño de joyas ya que en aquél entonces estaba probando la posibilidad de mezclar metal con bordado”. Muchas de sus piezas son broches porque “al ser una pieza que ha caído en desuso es la que más se encuentra”.

Avilhoesa no sólo se centra en aplicar el bordado en la joyería también explora otros campos como la ilustración o el estudio del traje tradicional de Madeira. “Todavía no he tenido la oportunidad de trabajar en todas las piezas del traje madeirense pero de todas ellas mi favorita es el corpiño. Es una de las prendas más femeninas y necesarias ya que es un sujetador antiguo”. Volveremos con Anna en un futuro próximo porque la moda tradicional portuguesa esconde tesoros que no deben perderse.