Junto con la peineta, la mantilla ha sido un tocado icónico de la vestimenta femenina española. Aunque actualmente sólo se utiliza en eventos religiosos y en bodas de postín su origen, según los expertos, se remonta a la cultura Íbera, presente en la península desde el 600 a.C hasta la conquista romana. Las mujeres íberas, llevaban un paño para resguardarse de las inclemencias del tiempo.
Con el paso de los siglos, esa prenda se generalizó y evolucionó. Durante la Edad Media, su uso era un signo de estatus para clases sociales altas en culturas como la árabe y la mozárabe. Sin embargo, la mantilla se popularizó en el Renacimiento con un enfoque más ornamental, transformándose de un paño grueso a tejidos más suaves. Fue a partir del siglo XVI cuando la mantilla se convirtió en una prenda esencial en el ajuar de las mujeres españolas. No fue hasta el siglo XVII que empezaron a usarse de encaje, especialmente de bolillos y, durante el siglo XVIII, se hicieron muy populares entre la alta sociedad. El uso diario de la mantilla fue en declive a lo largo de los siglos XIX y XX debido a una mayor predilección por los sombreros.
Un proyecto muy personal
En París, el equipo de diseño Maison Soleïla, formado por Laura Martín y Soleïla, se ha propuesto convertir la mantilla de encaje en un accesorio tan urbano y tan contemporáneo como las gorras de visera o los gorros de lana. “Todo surge en 2023, cuando mi madre me propuso que compartiera con los demás mis creaciones porque hasta entonces, sólo los creaba para mí misma”, comenta Soleïla. De esta forma tan natural se pone en marcha el proyecto con el objetivo de que sus mantillas pudieran ser llevadas por otras personas.


Las mantillas de Maison Soleïla tienen el objetivo de convertirse en un accesorio urbano y moderno.
Soleïla siempre se ha sentido atraída por este tocado tradicional. “Las mantillas forman parte de mi vida, desde niña, porque veía a mi abuela y a otras mujeres ponérselas para ocasiones especiales. Ese velo me fascinaba, tan elegante, tan puro, tan sofisticado”. Más tarde, Soleïla compró una mantilla en Sevilla. “Me la ponía para bailar para que mi pelo no fuera a los ojos y me molestara”.
A partir de ahí empezó a llevarlas siempre, y aquello también le motivó a comprar más para adaptarlas a su gusto y necesidades. “Coger tejidos tradicionales marroquís o franceses, por ejemplo, para actualizar la mantilla y así poder llevarla en muchas circunstancias diferentes ya sea bailar en el ensayo o con un look de traje de chaqueta. La mantilla, cuando la haces tuya, va con todo y aporta un toque tan tradicional y hermoso. Con ella siento a mi abuela más presente”.
Apostar por la sostenibilidad
Soleïla y Laura han hecho un tándem perfecto a la hora de ponerse manos a la obra. “Con Laura la creación es muy agradable y fluida. Casi cada mantilla ha sido realizada conjuntamente, aportando cada una su gusto”. Como Soleïla es bailarina profesional y Laura cuenta con su propia firma de moda, Ha’uraware, ambas se dedican a las mantillas en su tiempo libre. “Yo coso y bordo en el avión, en el metro, en mis vacaciones, en los breaks que tengo en mis ensayos en fin, en todo momento que tengo libre. Laura hace las partes más técnicas y complicadas a mano, o con la máquina de coser”.


Una de las ideas de Maison Soleïla es que la mantilla deje de ser un tocado exclusivamente femenino.
Maison Soleïla recupera el género antiguo. “Encaje de chantillly, de guipur, macramé, encaje bordado o de aguja… Todavía se encuentran tejido hechos a mano y con buenos materiales -asegura Soleïla-. Suelo ir a Sevilla o Barcelona para comprarlos, pero también en Marruecos y en Paris hay muy buenas materias primas”.
Sobre las mantillas aplican diferentes técnicas para darles un aire novedoso. “Las podemos teñir, recortar, añadir bordes completamente diferentes a los tradicionales, mezclar varios tejidos, bordar por encima… La verdad que no hay límite a la creación y junto a Laura, experimentando en el taller, nos lo pasamos estupendamente”.
Accesorio urbano y diferente
La moda ecléctica es el arte de combinar estilos y épocas dispares para crear un look personal y único. Un accesorio clave que puede ayudar a ello es la mantilla. “Aporta elegancia y tradición a cualquier outfit. Tiene un lado noble y majestuoso que no se le puede quitar y son cualidades maravillosas, por ello se puede mantener todas sus características antiguas y mezclarlas con la modernidad de cualquier look, incluso de culturas diferentes”.

Las mantillas de Maison Soleïla pueden están customizadas para que sean más contemporáneas.
Tanto Laura como Soleïla han notado que en París, la capital de la moda por excelencia, su propuesta ha tenido mucho éxito. “Hay de todo, pero si es verdad que la gente tiene un cierto respeto por esta prenda y a la vez, todos quieren probársela cuando la llevo. Tiene una connotación étnica quizás, pero el echo de cambiar los tejido y/o las formas la hace accesible a todos y todas”.
La mantilla no entiende de normas
El propósito de Maison Soleïla es llevar la mantilla al día a día, que no sea sólo un tocado para ocasiones especiales. Al mismo tiempo también intentan sacar la mantilla del uso exclusivamente femenino. “La mantilla es una herencia de nuestra cultura que no entiende de géneros pero sí de gusto y que el o la que se la ponga, tiene que sentirse bello o bella con ella“.


Las mantillas de Maison Soleïla están pensadas para el día a día, no sólo para ocasiones especiales.
Soleïla ha ‘experimentado’ con sus allegados y ha podido comprobar que todos la adaptan a su manera. “Eso la hace única en cada persona que la lleva. Por ejemplo, se la he puesto a mi padre que es musulmán y además, muy tímido, y la mantilla le decoraba el rostro de manera tan única y elegante… Le hacía pensar en sus padres, que también llevaban velos y turbantes sobre la cabeza para protegerla y decorarla”.
Para conseguir que este accesorio guste, llegue a todo tipo de personas y que éstas vean sus múltiples posibilidades, han creado un catálogo fotográfico muy diverso. “Hemos mezclado todo tipo de looks y personas teniendo la mantilla como elemento central. Y por cierto, todos los modelos del catálogo son mi familia y mis amigos, con looks urbanos, elegantes o chics”. En definitiva, una pieza con mucha historia perfecta para todas las personas que quieran expandir su horizonte estético.
Fotos: Little Shao. Modelos: Eva Ndiaye, Scarlette Avedikian, Maria Luisa Costa, Elia y Amine Messaoudi.