La Capucha es una capa tradicional portuguesa fabricada en un fieltro de lana de producción local y artesanal llamado ‘Burel’ que ha servido de protección frente al frío y la lluvia a pastores y agricultores desde décadas. À Capucha! también es el nombre de un colectivo que, además de realizar diversos trabajos de arte y diseño gráfico, han revisionado esta mítica prenda y como resultado han conseguido crear no sólo una prenda de abrigo altamente apetecible para llevar en cualquier momento sino también hacer un homenaje a la tradición y a la artesanía.
La forma simple pero efectivo de la Capucha portuguesa es lo que atrapó a Maria Ruivo y Raquel Pais, las componentes de À Capucha!, para trabajar sobre ella. “Para nosotras, la tradición está estrechamente ligada al diseño. Los objetos que perduran en el tiempo suelen perfeccionarse con el uso continuado. A medida que un objeto se utiliza repetidamente, sus características tienden a mejorarse para cumplir mejor su función. Este fenómeno es una profunda fuente de inspiración para nosotros como diseñadores, ya sea que estemos creando objetos físicos o materiales impresos”.
La excelencia de la simplicidad
A la hora de realizar su proyecto textil, À Capucha! estuvo investigando entre muchos modelos de capas existentes en Portugal y la elegida lo fue por unas singularidades perfeccionadas por su uso continuado a lo largo del tiempo. “La simplicidad y versatilidad de la Capucha nos cautivó de inmediato. Su mayor peculiaridad es la forma en que se apoya sobre la cabeza, lo que permite una total libertad de movimiento durante el trabajo al aire libre y, al mismo tiempo, protege al usuario del frío y la lluvia. Este diseño de manos libres es un testimonio de su naturaleza práctica y funcional”.
La Capucha ‘Ilha’ de À Capucha! es impermeable y está fabricada artesanalmente en tejido de lana Burel.
Otra de las características definitorias de la Capucha portuguesa es su precisión geométrica. “Está realizada a partir de un corte en forma de media luna, lo que crea una forma que se extiende a lo largo de la mitad de una circunferencia. Esta forma precisa se logra mediante una segunda ranura, que permite que la Capucha se ajuste cómodamente alrededor de la cabeza. La longitud de la Capucha puede variar, siendo la más común la que cae por debajo del muslo. Esta medida estandarizada se basa en la regla tradicional del metro utilizada como medida para cortar la tela”.
Paño altamente sostenible
La materia prima con la que están realizadas tanto sus capas como las originales es además, muy especial. El ‘Burel’ que así se denomina, es un paño cien por cien lana realizado por artesanos portugueses desde hace generaciones. “Esta lana, después de tejerse, se abata en agua, lo que la espesa y la hace impermeable. Aunque las capuchas son cada vez más raras en la actualidad, siglos de historia perfeccionaron su forma y tela y la convirtieron en un objeto funcional y refinado. Creemos que este es un artículo que no debe olvidarse”.
Imagen histórica de la Capucha portuguesa. Testament Barrosien II / foto de Gerard Fourel
El ‘Burel’ se utilizaba tradicionalmente en las regiones frías y montañosas del norte y centro de Portugal. “La gente hilaba y tejía la lana en casa y luego llevaba la tela a los batanes comunales, donde se golpeaba repetidamente con agua hasta que se volvía más densa e impermeable. En los últimos años, ha habido un resurgimiento del interés por el `Burel’ pero todavía hay relativamente pocos fabricantes. El proceso de producción es ahora en gran parte industrial, aunque todavía conserva muchas de las características naturales del método tradicional”.
El pasado como punto de partida
La ropa de trabajo del pasado es un imán para los diseñadores que desean ‘dar una vuelta’ a alguna de las prendas utilizadas antiguamente para la labor. “A la hora de reinterpretarla, la indumentaria tradicional de trabajo suele tener mayor atractivo porque las prendas y objetos de trabajo tienden a desarrollar características perfeccionadas a través del uso continuado. Esto no es tan común en los objetos decorativos o en prendas excepcionales que, a lo largo del tiempo, tienden a cambiar con los cambios de la moda”.
Tomar objetos tradicionales como inspiración para diseñar otros nuevos es algo habitual sin embargo, como puntualizan en À Capucha!, “puede resultar complicado decidir qué elementos deben rediseñarse y cuáles deben seguir siendo tradicionales”. Mientras que la revisión de su Capucha supuso unos cambios mínimos: “Cambiamos simplemente la forma y el ajuste de la capucha porque creemos que ya es una pieza bien diseñada. En cuanto al tejido, utilizamos nuevos colores que se diferencian de los tradicionales marrón y negro, ya que sentimos que esto no interfería con la esencia de la prenda”.
Bolsillo interior de la Capucha de À Capucha! acabado con ribete en cuero.
Por el contrario, para abordar otros objetos y técnicas tradicionales es necesario hacer una revisión más profunda. “Esto puede implicar encontrar nuevas formas, usos y métodos de producción. Sin embargo, al hacerlo, es fundamental respetar los orígenes del objeto, el contexto y las personas detrás de él, para evitar que se desconecte por completo de sus raíces y, en última instancia, una apropiación abusiva. El respeto requiere investigación, comprensión y responsabilidad: la base del buen diseño”.
Producción y consumo responsables
Para alargar los recursos del planeta es fundamental producto ir y consumir de manera razonable para sostener los medios de subsistencia des las generaciones actuales y futuras. En los productos elaborados con métodos tradicionales se utilizan materias primas de calidad, están elaborados de uno a uno, con mimo y por personas que aman lo que hacen, lo que redunda en artículos de mayor calidad.
Lo deseable es que este método no se quedara en una tendencia pasajera. “Creemos que el diseño puede ser una forma de apoyar y preservar estos oficios tradicionales, y eso es lo que intentamos hacer en À Capucha!. Sin embargo, no vemos cambios significativos en cómo la mayoría de las personas diseñan, consumen o producen objetos hoy en día”.
Las Capuchas de À Capucha! se realizan en Burel, un paño de lana cien por cien.
Sería necesario también un cambio de mentalidad tanto en el productor como en el consumidor. “El desafío es encontrar formas de promover un cambio real que valore y sostenga prácticas artesanales que aún pueden ser relevantes hoy en día, como el uso de materiales de origen local, el consumo consciente y la circularidad”.
Mayor apoyo a la artesanía
El sector de la artesanía se enfrenta a diversos desafíos, como la competencia de los productos industriales, la dificultad de transmitir los conocimientos tradicionales a las nuevas generaciones o la falta de reconocimiento institucional. A pesar de estos retos, la artesanía también presenta numerosas oportunidades. La creciente demanda de productos únicos, sostenibles y de alta calidad, así como el interés por la cultura y las tradiciones locales, favorecen el desarrollo en este ámbito.
Detalle de abertura para los brazos en piel en la Capucha de À Capucha!.
Y no sólo el consumidor, también las instituciones deberían de tomarse a la artesanía como un importante pilar de la economía. El equipo de À Capucha! tiene muy claro que “el enfoque de las instituciones debería estar en políticas amplias para renovar el sector incluyendo el desarrollo de capacidades para artesanos a través de la formación y la educación y también incorporar disciplinas en las universidades que expliquen los valores y principios detrás de la producción artesanal tradicional”.
Lo suyo es que esto no se limitara sólo a las escuelas de diseño, “sino que también incluyera escuelas de negocios, escuelas de política y administración e institutos técnicos con el objetivo de educar a empresarios y gerentes sobre la economía de la producción a pequeña escala, la comercialización de productos artesanales y la gestión de la cadena de suministro. Esto permitiría, a los futuros responsables, diseñar políticas que aborden los desafíos contextuales y territoriales de las comunidades locales y también enseñaría a los ingenieros a inspirarse en materiales y técnicas tradicionales y a mejorar los ciclos de producción”.
Reimaginar la identidad
En estos tiempos en los que la globalización puede llegar a ser un problema, una de las opciones es mirar hacia la tradición para preservar la identidad y puede ser muy positivo salvo si no se obvia su lado negativo. “La tradición no es necesariamente buena. Hay muchos aspectos problemáticos de la tradición, como la crueldad hacia los animales, por ejemplo”.
Capucha portuguesa tradicional revisionada y modernizada por À capucha!
Pero para À Capucha! lo interesante de la tradición es cuando contribuye a crear un sentimiento de pertenencia y eso lo han podido comprobar en las nostálgicas motivaciones de algunos de sus compradores. “Tenemos muchos clientes que han comprado Capuchas porque recuerdan que su abuela usaba una, o porque sus familias provienen de un pequeño pueblo donde la gente solía usarlas. Otros deciden comprar porque conocen a las artesanas que los fabrican o la región donde se fabrican y lo ven como una forma de contribuir a la economía local. Las personas suelen sentirse atraídas por cosas que son significativas para ellas, ya que promueven un sentido de pertenencia o una conexión emocional. Por eso, en lugar de simplemente ‘preservar’ la identidad, preferimos ‘reimaginarla’ y encontrar formas de recuperar ese sentido de pertenencia a través de la artesanía tradicional”.
Las inquietudes de À Capucha no sólo se van a centrar en reinterpretar esta magnífica prenda. “Hemos estado en pausa durante los últimos dos años, pero tenemos un proyecto emocionante centrado en la hojalatería portuguesa que estamos ansiosos por llevar adelante pronto”. Habrá que estar al tanto…