El latón es una aleación de cobre y zinc cuyo origen se remonta a civilizaciones tan antiguas como la egipcia o la romana. Es un metal con gran maleabilidad, tanto en frío como en calor, y es resistente a la corrosión y el desgaste. Aunque no es un metal noble, se ha usado mucho en joyería por su brillante color dorado y por su precio, mucho más asequible que el oro y la plata.
Pero el laotn ha sido también protagonista en la indumentaria tradicional gracias a los adornos que se cosían en refajos o mantones. En Madrid (España) Guzmán Comas trabaja con talcos, lentejuelas y espejuelos realizados en este versátil metal. El origen de Era de Latón -su proyecto- nació por pura necesidad. “Fue el resultado o la solución a la búsqueda de talcos y lentejuelas como las que se hacían antiguamente para la reproducción o reparación de prendas, pues no se encontraban por ningún sitio”. A su emprendimiento, decidió llamarlo ‘Era de latón’, en homenaje a la popular canción folk homónima del grupo Jubal, que data de 1973.
A la izquierda, reproducción de una pieza antigua. A la derecha, talcos con forma de aves.
Aunque Guzmán empezó intentando hacer reproducciones de modelos antiguos a partid de moldes, tuvo que aparcar la idea porque resultaba muy costoso. Ahora, en Era de Latón Guzmán ofrece aderezos realizados en una técnica concreta: “Las piezas se hacen con método de presión en frío, limas y taladros, y se esmaltan de manera individual con pinturas hechas en casa”. Al principio, Guzmán comenzó a vender unos cuantos talcos “y con el paso del tiempo, fui ampliando a otros campos como la lentejuela y el espejuelo. Estoy abierto a más cosas, pero tengo muy claro que no tengo intención de tener productos que ya oferten compañeros del ámbito de la indumentaria. Somos pocos los que nos dedicamos a esto y no estamos aquí para pisarnos los unos a los otros, si no para complementarnos”.
A la izquierda, aplicación de un talco en el traje. A la derecha, talcos de latón con forma de sol.
Sus talcos presentan una gran variedad de figuras de pequeño tamaño: soles, pájaros, jarrones, flores, lágrimas… y tanto ellos como espejuelos y lentejuelas, se usan en la indumentaria tradicional de muchas zonas de España. “Depende de la provincia o de ‘lo charro’ (y digo ‘charro’ como adjetivo) que sea el traje. Se lleva muchísimo en la Comunidad Valenciana, pero Toledo, Zamora y algunas zonas de la provincia de Ávila no se quedan nada cortas. Además, El talco se usó como elemento decorativo no solo en la indumentaria. Se decoraban escapularios, relicarios, mantos y tocas de virgenes… “.
A la izquierda, Guzman en una feria de indumentaria tradicional. A la derecha, aplicación de talcos y lentejuelas en una falda.
Eso sí, hay mucha diferencia entre la gente que busca diferenciarse con piezas de calidad y originalidad… y la que no. “Depende del criterio que siga cada persona a la hora de elaborar la prenda -comenta Guzmán-. Lo suyo es buscar materiales lo más parecido a los originales, pero hay quien quiere hacerse un traje fácil, rápido y barato, por lo que no les importa recurrir a materiales de escasa calidad, en este caso, lentejuelas de plástico. Pero igual que hay este tipo de personas, cada vez hay más gente que busca el gusto antiguo, solicitando más calidad en los materiales”.
Y siempre, siguiendo el máximo respeto a la hora de reformular indumentaria tradicional. “Me gustan las reinterpretaciones pero sólo para usarlo como prenda cotidiana en nuestro día a día pero nunca para ponerlo como prenda a la hora de vestirse de típico por que esa no era la realidad. Si vas a vestirte de típico tienes que ir acorde a la época que quieres representar, y no inventar. No todo vale”.