Damm Veur. La elegancia bretona

Francia es un país rico en indumentaria. A partir del siglo XIX, sus trajes populares permitían conocer la localidad de origen, el estado civil o la posición social de la persona que lo lucía. En la región de Bretaña existen alrededor de sesenta y seis tipos de vestimentas tradicionales, muchas de ellas subdivididas en otras ramas que sólo los bretones son capaces de reconocer. “Hay una expresión en Bretaña que dice: ‘Kent bro, kent giz’. En francés, ‘cent pays, cent costumes'» que, traducido al castellano, sería ‘cien países, cien trajes’».

Bretaña está compuesta por multitud de pequeños sectores llamados ‘países’, «y cada país tenía entonces su propia moda (moda Rouzig, Pourlet, de Pontivy, Aven, Glazig…). Cada una de estas modas ha evolucionado a lo largo del tiempo, especialmente desde 1830 hasta finales de la década de 1940. Algunos trajes son muy conocidos porque suelen ser recientes, otros no tanto y otros seguramente han desaparecido de la memoria. También me aseguro de rescatar estos trajes olvidados”.

Varias piezas creadas por Mickaël Malestroit. Un traje bretón antiguo.

Quién así lo cuenta es Mickaël Malestroit, un importante artesano de Noyal-Pontivy (Francia) que ha sabido recuperar -y también revisionar- el traje masculino bretón especialmente de dos de sus piezas más destacadas y hermosas: la chaqueta y el chaleco. Antes que nada, el traje masculino tradicional de Bretaña se compone de camisa blanca, chaleco, chaqueta y pantalón -principalmente en colores oscuros: azul o negro-, cinturón con hebilla dorada y sombrero. 

Fuera de las vitrinas

Mickaël descubrió realmente la cultura bretona y, por ende, sus trajes populares, cuando tenía 20 años. “Concretamente cuando dejé Bretaña para trabajar en París. Antes vivía con esta cultura pero sin verla realmente. Y cuanto más lo descubría, más quería conocerla. Así aprendí a reconocer los trajes bretones, a localizarlos geográficamente y en el tiempo”.

Hace siete años, Mickaël perdió su trabajo como repartidor. “Entonces decidí cambiar de oficio y dirigirme hacia un campo que conocía bastante bien: la cultura bretona -recuerda Mickaël-. Sin una idea precisa al principio, terminé decantándome por el chaleco y el traje bretones, que parecían bastante desconocidos para el gran público. Sentía que estas piezas de la cultura bretona merecían volver a ser el centro de atención, fuera de los museos”. 

Chaleco con solapa de terciopelo. Mickaël Malestroit enseñando a las nuevas generaciones.

Y así nació su firma Damm Veur centrada en la recuperación y la creación de chalecos y chaquetas tradicionales de Bretaña. “En Bretaña, además del francés, existen dos lenguas regionales: el bretón en el oeste de Bretaña y el Gallo, en el este. Cuando creé Damm Veur quería que el nombre de mi empresa fuera entendido por las personas que hablaban estos dos idiomas. Damm Veur significa ‘obviamente’, en Gallo, porque a todos los que me conocen les parecía obvio que me embarcaba en esta aventura. La palabra Damm y la palabra Veur también son palabras utilizadas en bretón”.

Bretaña 2.0.

Mickaël es el único artesano en Bretaña que realiza trajes bretones de hombre para particulares, porque el traje femenino… Es otra cuestión. “No sé si hay mucha demanda de trajes de mujer. Como los trajes femeninos suelen ser muy pesados ​​y poco adecuados para la vida diaria actual, creo que no”.

En Bretaña, los trajes tradicionales suelen lucirse los días festivos pero Mickaël ha optado por unas prendas que bien pueden llevarse actualmente en el día a día porque son elegantes, funcionales y diferentes. “Quería jugar con la combinación ‘pasado-presente’ para atraer a los compradores potenciales, modernizando la forma de llevar estos conjuntos y por tanto, cambiando al mismo tiempo una moda condenada al olvido. Mis clientes me dicen a menudo que acudieron a mí para escapar de una moda que se ha vuelto globalista y para seguir preservando la herencia bretona ¡Es una forma de mantener vivas las tradiciones!”.

Fetalle de espalda de chaleco. Reproducción de un chaleco antiguo.

La actualización es la clave. Las necesidades de los hombres de hoy en día no son las mismas ni siquiera en los trabajos realizados o el clima. Incluso ya no se encuentran los tejidos con los que se confeccionaban antes. “Los tejidos utilizados en la época eran paño de lana, cáñamo y lino para el interior del chaleco y chaqueta; mientras que el moleskin (una tele muy robusto que protegía de frío y lluvia) y el terciopelo, se usaba para el exterior -comenta Mickaël-. Hoy en día uso la misma tela excepto el moleskin (que ya no existe) que sustituyo por algodón. El terciopelo, por otro lado, se utiliza en ornamentación para mostrar la fortuna del portador del traje. Las texturas han cambiado, pero la tela se puede trabajar de la misma manera”.

Bordados y botones

Antiguamente, los bordados de los trajes tradicionales bretones los realizaban exclusivamente hombres pero hoy esto ya no se estila. “Ahora los realizan principalmente mujeres y existen algunas escuelas especializadas en bordado tradicional. El bordado era diferente de un país a otro, lo que también permitió conocer el origen del portador del traje”. En cuanto a la temática en los dibujos de antaño, “encontramos motivos religiosos (cruz, custodia), vegetales (flores, ramas, etc.) o políticos (azul-blanco-rojo para los republicanos, flor de lis para los monárquicos). Estos motivos podían ser estilizados o realistas, según el país y la época”.

Diversos ejemplos de bordados que se aplican en mangas, cuello y pechera.

La botonadura es otro elemento llamativo de los chalecos y chaquetas bretones. Filas de botones plateados o dorados que realzan las prendas. “En algunos países utilizaban botones reconocibles y típicos, como los botones de cobre en el país de Glazig, o los botones Steredenn (estrella) del país de Pourlet o el de Pontivy”. El número de botones también difería de un país a otro. “En el de Pourlet se usaban casi doscientos veinte porque eran un signo de riqueza. En otros países como Finisterre, el número de botones era siempre de catorce o dieciséis por chaleco”.

Mickaël se inspira en modelos antiguos o también se deja guiar por su creatividad… O por la funcionalidad. “¡Todo depende de lo que quieras hacer con él! -asegura el artesano-. Si es para momentos de ocio y lucirlo por la noche con amigos, el cliente puede personalizarlo con bordados a su gusto. También puede que lo quiera para su ámbito profesional por ejemplo… Por ello hago varias propuestas por boceto, basadas en el chaleco o traje tradicional. Si se quiere para usarlo durante fiestas religiosas, folclóricas o desfiles tradicionales, prefiero orientar al cliente hacia un atuendo puramente tradicional”.

Y atención porque Mickaël también adapta el patrón tradicional a las formas femeninas. “Ya he hecho una decena de chalecos de hombre adaptados a las formas de las mujeres, y te lo puedo confirmar… ¡Es muy bonito y mis clientas están encantadas con él!”. Lo bien que debe de quedar con unos jeans y una camisa blanca…