En Santiago de Compostela (La Coruña, España) se encuentra De Cotío, una tienda muy especial en la que nada más entrar, se puede admirar productos artesanales de muchos puntos de Europa y en la posterior, una zona dedicada a la indumentaria tradicional gallega. Rosa Segade, lidera el equipo de cuatro personas que componen de Cotío, cuenta a Folkmania cómo fueron sus inicios. “Esta tienda ya se dedicaba a hacer trajes tradicionales cuando yo empecé con ella hace unos 20 años. No había en Santiago ningún tipo de negocio que se dedicase a la reproducción de trajes tradicionales gallegos. Con esa idea nació, sucedió, ahora mismo estamos un poco mejor pero al principio lo que pasaba era que había poca información y poca posibilidad de encontrar materiales para reproducir fielmente los trajes antiguos. Durante unos meses al año aquello tenía un cierto tirón, sobre todo en temporada de fiestas y romerías, y fuimos creciendo poquito a poco. Estamos viendo que en todas partes de la Península hay de recuperar un poco la indumentaria tradicional, identidades culturales y por eso, poquito a poco vamos creciendo”.
Aunque parezca raro porque el traje tradicional se supone que debe de ser de una forma determinada por la historia y las costumbres, también está sujeto a los vaivenes de las tendencias y las modas, como ocurre también en el prêt-à-porter. “Cuando empezamos lo que más se vendía era un traje de gala, muy enriquecido, con muchos brillos, y luego, el público empezó a solicitar todo lo contrario, lo que llamamos un traje de cotío que es el que se utiliza generalmente para ir a trabajar, un poco más pobre. Ahora mismo estamos en un momento en el que priman los trajes de época, que son aquellos que fueron denominados Años de Transición en Galicia, entre 1920 y 1930, donde todavía se vestía con traje tradicional pero ya empezaba a utilizarse unos trajes de tejido de algodón más modernos, e igual ahora es lo que está más patente. Y volveremos al inicio, como todo en la vida”. Aún así, el traje de gala sigue siendo la estrella de la tienda, no sólo por su riqueza y vistosidad, sino también porque a la gente que participa en grupos de danza o quiere lucirse en las fiestas, es el que prefiere. “Dentro de los de gala los hay más o menos lujosos. Al contrario de lo que la gente pueda pensar, esos eran trajes que se usaban muy poquito. De hecho, se les llama Trajes de Narra que eran trajes que se usaban dos veces en la vida, se metían en un arcón y no se volvían a usar hasta que había una boda”.
A la izquierda, la fachada de de Cotío en Santiago de Compostela. A la derecha, indumentaria tradicional de Galicia.
En de Cotío hay una excelente y exclusiva representación de la Indumentaria Tradicional gallega. “No creo que haya una prenda que nos represente más que otra, por lo menos a nuestro nivel. Probablemente, de cara a fuera, el sombrero de Noia, el Sancosmeiro, que es una pieza muy llamativa, la gente lo identifica mucho con nuestro traje. Los zocos (de los que me hice con un par y reconozco que son comodísimos) posiblemente también, pero no creo que sean muy representativos, para nosotros lo son pero creo que se utilizaban de en muchas partes de la península. Pero creo que sí, que lo más representativo en las chicas es el Sancosmeiro que es una prenda de Cotío y obviamente la Monteira en los chicos que es un poco la prenda por excelencia que distingue al traje tradicional gallego. No hay nada parecido en otras indumentarias. Es una prenda que a la gente le llama mucho la atención”.
A la izquierda, el Sancosmeiro de los campos gallegos. A la derecha, la Monteira, la pieza más distintiva de traje gallego.
Además, Galicia cuenta con un tejido endémico, el de Picote fabricado con una mezcla de lino y lan, en peligro de extinción. “Hay tejidos parecidos en otras partes pero no tienen esta textura. Nuestra mezcla de lana y lino le da un carácter muy especial. Recuperé el que tenían las mujeres por las aldeas, pero se acabó muriendo porque ya no se teje. Actualmente hay tres o cuatro personas muy jóvenes que están utilizando telares para volver a hacerlo. Yo trabajo con un taller que está en Carballo, pero me consta que hay dos o tres más uno en Lugo y otro en Vigo. Es un tejido que da muchísimas horas de trabajo que no compensa a nivel económico porque hoy te compras un lino por diez euros el metro y esto sale a ochenta euros el metro. Se teje con barra, un trabajo alucinante. hay que valorarlo en lo que vale. Estábamos confeccionando mandiles con tejidos industriales que querían parecerse a esto pero no quedan ni parecidos”.
Pero Rosa no sólo se interesa por recuperar el tejido de picote, también por la estopa o estopilla (un tejido procedente del cáñamo) para hacer camisas con la calidad de antaño, y para ello utilizan el reciclado. “Hemos utilizado una sábana antigua para hacer una camisa. Estas sábanas, además, eran de las de peor calidad que se utilizaban para la parte que no se veía, para dentro. Cuando hemos hecho una camisa con un lino nuevo, no hay ni punto de comparación. La estopa o estopilla ya no se fabrica. De momento estamos encontrando alguna sábana por ahí con las que vamos haciendo camisas pero en el momento que deje de haber sábanas nos pasará lo mismo que con el picote, no tendremos y además, no hay tejidos en el mercado que se les parezca”. En de Cotío también hay faldas, refaixos y mantelos bordados a mano y sapos, las genuinas joyas gallegas qu, como ocurre con los zocos, la gente está animada a combinar con prendas contemporáneas. “Los sapos son una maravilla. Ahora cada vez más los están usando la gente. No sólo lo llevan para un día de baile”.
Ajustando un mantón n el interior de de Cotío.
Una de las facetas más importantes de de Cotío es la investigación. “Estamos en un continuo proceso de aprendizaje. Es lo que nos queda y además porque la ropa que ha llegado a nuestros días es aquella que nosotros llamamos ‘de garda’, de guardar, porque es aquella que las abuelas guardaban y no usaban, el resto de la ropa, sí que se usaba hasta que se rompía. Entonces tenemos que hacer caso de fotografías, que en general cuando venía un fotógrafo por el pueblo, la persona a retratar se ponía todo lo bueno para salir en la foto. Y en la realidad tienes que interpretar porque la gente no salía con todo lo que tenía puesto. De hecho, hemos visto fotografías con una señora llevando un traje de abalorio dirigiendo una carro de vacas. No se llevaban esos pendientes para llevar las vacas al huerto. Está claro que no. Tienen licencias poéticas que a lo mejor tu no puedes interpretar todo lo que quieres. Yo he reproducido algunas piezas sacadas de un cuadro de Soroya en el que tu tienes que interpretar más o menos cómo sería la espalda de aquél chaleco porque los trajes que aparecen en las pinturas no lo definen… tienes un poco que buscarte la vida y ser capaz de interpretar la imagen lo mejor posible. A veces, nos sale mejor y otras veces peor pero de vez en cuando, acaba cayendo en nuestras manos alguna pieza antigua y aunque esté deteriorada, si tenemos la suerte de que nos la presten, la patronamos. Cada vez hay gente que tiene cosas guardadas en casa y te las enseñan… Es una labor etnográfica”.
Dentro de la Indumentaria tradicional existe una folclorización de la tradición que es inevitable. “Cuando pones un grupo en un escenario estás haciendo un espectácul, y esa representación nunca es una reproducción real de lo que lo que era un baile en una fiesta popular en una aldea. La gente no se vestía toda igual. Aquí los bailes se caracterizan por la improvisación y en los escenarios, no se improvisa nada, un señor saca un número que tienes ensayado y estudiado y en el que todos van iguales, todos mueven los brazos de la misma manera, todos tienen la misma estatura, con la misma pose… eso en una fiesta obviamente no pasa. La gente baila un poco a su gusto. Pero no cabe duda que gracias a la folclorización, se han han conservado valores que de otro modo se hubieran olvidado completamente. Tienen que convivir y hay que aprender a distinguir entre lo que es tradición y lo que es folclore”. Además, de Cotío está muy relacionada con la música tradicional, no sólo porque allí se pueden adquirir pandeiretas sino que también visten a algunos grupos de la vibrante escena musical galega como a Lailía, un grupo femenino a tener muy en cuenta.
de Cotío. Rúa Xelmirez nº 26 baixo. Santiago de Compostela, España.