Edilberto Rodríguez: “El folclore no está en una vitrina”

He querido inaugurar la sección de música en Folkmanía con Edilberto Rodríguez, un joven de 27 años que representa muy bien la música tradicional desde la perspectiva de un arte vivo que cambia según lo hace la sociedad. Este cantante y pandereteiro (aunque además toca la chifla y el tamboril), en 2022 fue premiado en la categoría de Joven Valor en los Premios de la Música Tradicional del Reino de León. Su música, recoge la esencia y el espíritu de las tonadas de pueblos del valle del río Cabrera como Pombriego, Silván, Lomba o Sotillo, entre otros. Edilberto además es pastor, y conjuga a la perfección su trabajo como pastor con la música. También ha protagonizado el documental El último de Agraneo, del director David Vázquez.

Los primeros tanteos con la música en Edilberto comenzaron a edad temprana. Siempre me interesaron las canciones y divertir a la gente. De pequeño me compraron en Manzaneda (Galicia) una pandereta y esa pandereta ha corrido muchas fiestas ¡Aún la teng! En mi familia y en el círculo de amigos cercanos, todos tocábamos y cantábamos”. Con la práctica fue adquiriendo conocimientos. “Después estuve en un conjunto tocando la gaita y más tarde, formamos un grupo de baile en Sambriego, y aquí seguimos con ello. Yo aprendí a bailar en las casas de la gente. No fui nunca a una escuela. Y a cantar, aprendí en las fiestas”.

Además de la gaita y la pandereta Edilberto centró su atención en dos instrumentos tradicionales, la chifla y el tamboril. “Son de nuestra zona y están casi desaparecidos. A la gente les gustaba mucho y, como no había quien los tocara, empecé a tocarlos y ya llevo muchos pueblos de la comarca y de las comarcas vecinas también. Yo no se solfeo, no tengo cursos de música ni nada pero por lo que sea, me ha venido de lo que me enseñaron, de mis antepasados y de lo que yo soy, de mi sangre”. 

Músico y pastor

Edilberto es pastor -justo haciendo esta entrevista una de sus cabras parió un cabritillo- y su trabajo le permite compaginar su afición. “Aunque hay temporadas en las que no tengo tiempo para nada hay otras, como en verano, en la que los que los días son muy largos y el ganado está todo el tiempo en el monte, en la sierra. El pastoreo, y el ganado me ha facilitado el poder ir a tocar a los sitios porque, si tuviera otro tipo de trabajo, con horario, no podría”.

Conciliar el pastoreo con la música tiene sus pros y sus contras. “El ganado es un animal de costumbres. Si se acostumbra a una cosa, hay que mantenerlo porque te lo agradecen. He compaginado el trabajo y la música como he podido”. Pero su trabajo puede ser muy solitario. “En el monte no tengo mucho contacto con gente sobre todo porque no hay nadie. Estoy en una zona en la que me paso días sin ver a ninguna persona. No es como antes que todo el mundo estaba por el monte. Hoy somos muy poquitines y vamos más cada uno a lo nuestro. Estoy en contacto con otros pastores que están en mi situación, que están por las sierras y nos llamamos y hablamos y echamos unas cantarinas si nos da la gana, pero nada más”.

A la izquierda, Edilberto Rodríguez trabajando en la Sierra. A la derecha, en una actuación.

Muchos otros jóvenes de su edad han emigrado a otras regiones pero su oficio, le ha beneficiado para ampliar su saber musical. “Esto me ha permitido estar en contacto con la gente mayor -o no tan mayor- que le gusta lo nuestro y que han seguido cantando y bailando. Me ha dado la facilidad para poder ir por los pueblos a bailar, a tocar y a relacionarme con la gente».

Nacido para bailar

La zona donde vive Edilberto, en la comarca ese La Cabrera, en la provincia de León, es muy diversa musicalmente hablando. “Dentro de la música de aquí están  los Ramos, que son muy importantes porque están vivos, tienen mucho sentimiento y no se puede perder. También están, los romances y las coplas que venían antiguamente porque éramos una zona muy cerrada y nos llegaban romances y coplas de todos los sitios, y se están perdiendo. A mi me encanta estar en el monte y repetir los romances para que no se me olviden”. 

Pero lo que más le interesa es la música enfocada al baile. “La máxima expresión que podemos tener de cultura de nuestra tradición es el baile, y el baile se ve y se manifiesta en todas las fiestas, romerías, entroidos… En el momento en que se juntan dos a cantar, uno a tocar la pandereta y dos a bailar, ya está el baile armado y fluyen las letras que son vivas, que no son siempre las mismas. Ahí entonces se bailan todos los bailes que tenemos en la zona: las jotas, las muiñeiras, el bienparao, los corridos, los agarraos… Y entre los más modernos se tocan rumbas, mazorcas…  Para mí tener la pandereta en la mano es sanar, lo que es el baile, la reunión, estar con la gente cantando y bailando”.

El folclore está muy vivo

A diferencia de la indumentaria tradicional donde los cánones de vestimenta son mucho más rígidos, la música de raíz es algo vivo, que cambia y evoluciona. “El folclore no es algo que esté en una vitrina ahí metida, precintada, porque lo que nosotros estamos cantando, hace cien años lo cantaban de otra manera y lo cambiaron. Quiero decir, fue siempre una tradición viva y de transmisión oral. Actualmente las personas del mismo pueblo lo estamos manteniendo, pero las mujeres y los hombres que estaban antes que nosotros, hacían el baile según les iba la vida, según habían pasado el día, y según querían, cantaban lo que les parecía”. 

Aquellas personas en las que caía la responsabilidad de ‘guiar’ el cante y el baile en las fiestas eran mujeres. “La verdadera panderetera, como lo era mi tía y muchas mujeres que he conocido, la mejor copla que le venía a los labios era la que cantaba. Con una misma copla eran capaces de cantarla por jota, por muñeira, por corrido o te lo cantaban por agarrao”. 

Edilberto puntualiza también que lo que se mantiene, lo que es más respetuoso con el pasado es la tonada. “Es nuestra esencia, pero el folclore acompaña los tiempos que vivimos. Por ejemplo, durante toda la vida se cantó al carro cuando la gente sólo se movía con él pero cuando llegó el coche, todos los que tocaban la panderteta hablaban de coches o de autocares. Los jóvenes tenemos que abrir un poco los ojos y darnos cuenta que el folclore no está en una vitrina, y es un mensaje importante, que según fueron los tiempos también se cantó de otra manera. Pero eso sí, me gusta mantener aquellos romances y aquellas coplas antiguas para que no se pierdan. Porque debemos conocer de dónde venimos para seguir hacia delante”. 

N’el arca d’os mieus recuerdos es el título del primer disco que Edilberto ha grabado junto a la Asociación Folclórica, Aires del Cabrera de la que también es miembro. Este trabajo contiene unos 29 temas seleccionados del amplio catálogo de música tradicional de la Cabreira leonesa. “Para mi, para el grupo y para esta zona es importante dar a conocer la comarca de La Cabrera a través de nuestras canciones. Es muy bonito que estén por ahí, oyéndose por el mundo, y digan ‘esto es de Pombriego”, esto es de Silván, esto es de Sotillo de cabrera, esto es de La cabrera’… Es muy bonito”. 

Cuando salen a tocar y a bailar… “Parece que somos muchos cabrerienses pero somos muy pocos”, asegura Edilberto. A través de las canciones los habitantes de esta zona de la España despoblada se dan visibilidad.  “¡Aún estamos vivos en La Cabrera! Eso es lo que yo siento cuando me pongo a cantar. Estamos aquí, no nos hemos… No está todo perdido”. 

La música pone a cada lugar en el mundo 

Las redes sociales le han ayudado mucho a mostrar su música, su identidad, sus raíces. “Somos conscientes de que estamos en la España vaciada, en un lugar casi despoblado, la gente que hay es mayor y juventud, no hay casi ninguna. Las redes sociales son un puente muy importante entre el mundo rural y el urbano. Permiten ponerte en contacto con el resto del mundo porque sin no, estaríamos un poco… abandonados. Ni nosotros sabemos qué hay fuera ni los de fuera saben de nosotros”. 

Los bailes se acompañan con los trajes tradicionales de La Comarca (León).

Cuando salió el disco, Edilberto creía que su escucha se iba a limitar a la zona del noroeste, al público con el que habitualmente se relacionaban, pero no fue así. “Mi sorpresa ha sido enorme al ver que nos seguía gente de Andalucía, de Murcia, de Alicante, de Cataluña, del País Vasco, de Extremadura… ¡Incluso de Portugal! Nos hicieron pedidos hasta en Italia y en Francia. Creo que es muy importante que nuestra música salga de aquí para que se mantenga lo nuestro pero también es muy grato que la gente de fuera le de valor porque, en el momento en el que la gente de fuera de un lugar a lo nuestro, nosotros mismos lo cuidamos más, porque como lo vemos tan cotidiano y tan corriente, pues no le damos la importancia que tiene”.

Protagonizar el documental El último de Agraneo dirigido por David Vázquez ha sido también una grata experiencia para Edilberto. En el film, Edilberto habla y reflexiona de de su experiencia vital. “Cuando David me llamó, me contó su proyecto y le dije ‘mira, yo no se lo que puedo hacer pero para lo que sea bueno, aquí estoy’. Fue en plena pandemia cuando se presentaron en la Sierra él y su equipo y grabaron, repartido en varias sesiones, todo lo que es la vida y el trabajo de la ganadería”. 

Al principio, Edilberto pensó que el documental iba  quedar como un recuerdo bonito pero no, porque el trabajo de David Vázquez ha ganado múltiples premios y reconocimientos en festivales cinematográficos nacionales e internacionales. “No pensé en la magnitud que ha tenido. Para mí es un orgullo que la vida y el trabajo de este humilde pastor se valore por todo el mundo pues te da ese empujón que muchas veces te hace falta para seguir porque yo no me canso de decirlo, llevo seis años con mi rebaño, me crié entre ganadería y nunca me he arrepentido de dedicarme al pastoreo. En los días que son duros, saber que la gente valora tu labor y tu esfuerzo es muy importante porque te hace tomar ese impulso que necesitas para no flaquear. Cuando entrevistan a David, dice que siempre ha querido transmitir que había esperanza en el mundo rural entonces yo quiero decir a toda persona joven que empiece con cualquier proyecto, que tenga mucho ánimo, que no se desanime y que no pierda la esperanza que con trabajo se hace todo”.