Rasa Ozolina estudió en el Departamento de Teoría, Historia y Gestión Cultural de la Academia de Cultura de Letonia, donde obtuvo una licenciatura en Artes. En 2001 se trasladó al campo, concretamente al municipio de Naukseni, muy cerca de la frontera con Estonia. “Después de cambiar de lugar de residencia trabajé en un Centro Cultural donde había un taller de tejido y allí fue donde aprendí a tejer”, comenta Rasa.
La lana es la hilatura que la experta tejedora Rasa Ozolina utiliza en su taller RŪJA
En 2003 abrió su taller de tejido RŪJA, especializado en textiles etnográficos de lana hechos a mano, donde además de producir diversos artículos para decoración e interiorismo (cortinas, cojines, decoraciones de pared, alfombras, manteles, toallas, servilletas) elabora tejidos etnográficos centrados en la indumentaria tradicional de Letonia (faldas, pañuelos, textiles para la recuperación de trajes antiguos, chalecos…) y también los complementos necesarios como calcetines, cinturones o fajas.
La falda es una de las piezas más importantes y llamativas del traje tradicional de Letonia. “Cada una de ellas está fabricada habitualmente en lana y en ellas pueden aparecer rayas, cuadros u otros estampados, con menos frecuencia monocromáticas -puntualiza Rasa-. Por el tipo de estampado de la falda se puede determinar su pertenencia a un determinado período histórico y región”. Lo que también las caracteriza es el colorido. Llamativas tonalidades cuidadosamente combinadas que crean un lenguaje cromático diverso.
Las faldas del traje tradicional de Letonia destacan por su variedad cromática.
La creación de una indumentaria tradicional completa y específica lleva aproximadamente de dos a seis meses de duración y si el traje lo requiere, Rasa combina su trabajo con el de expertos y profesionales adicionales. “Si, habitualmente colaboro con otros artesanos: costurera, bordadora, fabricante de coronas, joyería…”. Además, en su taller no sólo salen espectaculares piezas del traje tradicional letón, también de otros países cercanos. “Los trajes letones, lituanos y estonios tienen una composición similar, el corte de piezas del vestuario y los materiales usados en lana o lino”, puntualiza Rasa. La artesana también apunta a que cada vez más el público busca alternativas a los tejidos industriales. “La gente aprecia el trabajo hecho a mano -finaliza Rasa-. Hay una gran demanda en este momento”.