El telar es un instrumento que ha acompañado al hombre desde el Neolítico. Con el tiempo, dejó de ser un rudimentario huso de piedra, hueso, madera o arcilla y evolucionar hacia una estructura de madera (hoy también se encuentran de otros materiales) donde se coloca la urdimbre, es decir, una serie de hilos paralelos sujetos por ambos extremos con el fin de ser elevados formando una abertura (llamada calada) a través de la cual pasa la trama o hilos colocados de forma horizontal.
A pesar de la industralización, aún siguen existiendo en Europa muchos pequeños telares donde se realizan tejidos artesanales y, algunos de ellos se dedican a la confección de indumentaria tradicional. En la localidad de Casas de Lázaro (Albacete. España) se encuentra Artesanía Textil Eustaquio Rosa, un obrador dirigido por la quinta generación de la misma familia. Uno de sus componente, Sergio nos habla de su trabajo, un proceso del que sus antepasados se sorprenderían gratamente sobre todo, al haber pasado del autoabastecimiento a la venta. “Ellos no lo utilizaban para comercializar como lo hacemos ahora. Mi pueblo tiene muchísima tradición de tejeduría y antiguamente al menos había un telar en cada casa. Se tejían colchas, alfombras, alforjas para las caballerías, capotes de abrigo para los pastores, mantas traperas y algún que otro refajo, pero esto era casi residual”. Junto a su hermano Eustaquio, en su local se manipulan tres telares. “Aquí es donde nos hemos criado mis hermanos y yo, y actualmente mi padre, que tiene 85 años, se pasa a “echar unas pasadas” para matar el gusanillo”.
Uno de los telares (izquierda) donde trabajan Sergio y su hermano Eustaquio (derecha).
Aunque realizan increíbles tejidos para decoración e interiorismo (cortinas, cojines, salvamanteles…) su especialidad es el refajo, una falda tradicional de Castilla-La Mancha que se lleva sobre enaguas. “El 80% de nuestra producción es el refajo ya que mi padre se especializó en esta prenda en la década de los 60. El 20% restante lo dedicamos a trabajos para ropa de hogar”. Los telares que hay en su taller son de bajo lizo y su característica principal es que tienen una anchura de dos metros. “Se modificaron para que con dos paños idénticos se pudiera hacer un refajo. Antiguamente median unos 83 cm de ancho y esto correspondía a 1 vara, medida que se utilizaba hace un siglo. Por entonces, para tejer un refajo había que fabricar hasta cinco paños. Después se ensancharon hasta el 1,60 cm (el doble) y finalmente, en la década de los 70 se ensancharon hasta llegar a la medida actual. Podemos decir que las maderas horizontales son las mas modernas y los pies del telar (los laterales) son los mas antiguos. Tenemos algunas maderas que se reciclaron de otros telares que pueden tener unos 300 años”.
A la izquierda, unas cortinas y a la derecha, unos manteles elaborados por Artesanía Textil Eustaquio Rosa
Muchos son las agrupaciones folclóricas que acuden a ellos para realizar sus trajes y, no sólo de su región, también de otros puntos de España. “ Hay muchas más cosas las que nos unen que las que nos diferencian. El sistema de tejeduría que utilizamos estaba extendido por todo el país, y los diseños son muy parecidos desde Extremadura hasta la Comunidad Valenciana. Los colores, al ser tintados con productos que se recolectaban de la naturaleza, pues más de lo mismo. Lo que si vemos es que la hilatura de la lana es muy diferente de la zona de levante, donde se hacia de manera mas fina para que no abrigase tanto, a las zonas de interior y montaña, donde el grosor llega a ser más del doble”.
Los refajos de la indumentaria tradicional de Castilla-La Mancha (España).
Podríamos decir que el refajo es pa pieza estrella de la indumentaria de Castilla-La Mancha. “Dependiendo cada zona, hay otros complementos que tienen mas protagonismo pero en general, la falda es lo que mas llama la atención, sobre todo a la hora de bailar” ¿Y el motivo? su colorido y gran movimiento. “En nuestro taller tenemos la máxima de no hacer dos refajos iguales ya que la mayor baza de la artesanía es precisamente la personalización y la exclusividad. Es cierto que es muy difícil cuando se han hecho miles de refajos, pero intentamos modificar diseños y colores para llegar a eso”.
La grama cromática de los tejidos de Artesanía Textil Eustaquio Rosa puede ser personalizada.
Para no reincidir, cuentan con dos telares, uno con hilo negro y otro, con hilo blanco. “La base que utilizamos es algodón. Para la trama usamos lana de oveja de la mejor calidad procedente de Australia y Nueva Zelanda”. Otra de sus importantes tareas es la de reproducir refajos muy maltrechos. “Nos encontramos con muchas telas que han sido muy usadas, lavadas e incluso apolilladas en las cuales es difícil saber cómo era el color original, pero a pesar del deterioro, la experiencia nos ayuda para identificar los colores. Además, nuestra paleta cromática es la misma que se ha venido utilizando en nuestras anteriores generaciones y eso nos ayuda mucho para conseguir trabajos prácticamente idénticos a la hora de reproducir prendas antiguas”. También recuperan tejidos que podrían verse abocados a la extinción. “Hay un tipo de tejido que se llama Gorullo que sirve para tejer alfombras y colchas de cama. Tiene un grosor de casi 1,5 cm y, en el caso de las colchas, servia de prenda de cama indispensable en invierno ya que al ser de lana abriga mucho. Nosotros lo tejemos ocasionalmente y no tenemos constancia de que se siga haciendo a pesar de que en nuestra provincia se tejían en varios pueblos de la misma manera que lo hacemos nosotros”.
A la izquierda, el refajo tradicional manchego y a la derecha, tejidos de Artesanía Textil Eustaquio Rosa
Gracias a que sus tejidos pueden recrear motivos y colores a la carta, son muchos los diseñadores y firmas de moda que solicitan sus servicios. “En 2022 fuimos elegidos por el diseñador JC Pajares para tejer unas telas que ha utilizado en la colección que presentó en la Mercedes Benz Madrid Fashion Week y fue una experiencia increíble porque estamos muy acostumbrados a ver nuestro trabajo en un escenario siempre relacionado con el folclore, pero jamas imaginamos que podía aplicarse en un evento tan importante a nivel internacional. Por otro lado estamos colaborando con el atelier madrileño Carmen17 creando una serie de telas con material reciclado que tejemos del mismo modo en nuestro taller, ademas de otras de lana. El resultado no nos lo terminamos de creer ya que ellas, Sofía y Arancha, son unas artesanas increíbles que hacen un producto exclusivo con gran maestría”.
Ya sea para la recuperación de tejidos antiguos abocados al olvido, para producir una materia prima de auténtico lujo para Alta Costura y prêt-à-porter, para restaurar prendas de siglos pasados que se exhiben en Museos o incluso como herramienta expresiva en el Arte Contemporáneo, el telar está muy vivo en toda Europa tanto es así, que actualmente bien podría hablarse de una Cultura del Telar. “El telar era uno de los medios mas importantes que la gente tenía para hacerse prendas de abrigo y menaje para la casa. La revolución industrial relegó la artesanía hasta casi hacerla desaparecer, pero antes de esto, los medios que habían eran manuales cien por cien. Por suerte hay una nueva corriente que busca recuperar esas raíces, hacer productos con una seña de identidad única y la exclusividad que da la manufactura”. Y a todo ello además habría que hablar que cada vez hay más consumidores volcados hacia lo hecho a mano.