¿Cuántos trajes han pasado al olvido? ¿Cuántas piezas o accesorios habrán dejado de usarse o fabricarse a lo largo del tiempo? ¿Cómo se colocaba una prenda? ¿Cómo eran los paños al tacto?… Puede que algunos trajes tradicionales hayan quedado relegados a meros testimonios pintados en un lienzo o descritos en algún texto costumbrista. Pues bien, en Segovia (España) un grupo de expertos y aficionados se han unido para llevar a cabo una Feria que recupere uno de los trajes más carismáticos de la Sierra segoviana.
Los días 10 y 11 de agosto de 2024, en la localidad segoviana de Arcones, se celebra la Feria de la Tradición. Conferencia y taller práctico, demostraciones de gorras de paja de centeno, mercadillo de artesanías locales como medias de lana y algodón, joyería segoviana, paños y estameñas, encajes y pasamanerías… todo lo necesario para el ajuar tradicional e, incluso libros de costumbres y discos de música tradicional. “En esta ocasión se han alineado los astros y gracias al trabajo de la asociación La Cachucha de Arcones, el Ayuntamiento, la Diputación y el Archivo segoviano de folklore que coordino vamos a celebrar unas más que completas jornadas y ferias de la tradición para volver a la vida un patrimonio que injustamente se había dejado atrás o se había repintado de tal manera que no veíamos la esencia serrana por ninguna parte.
El experto Carlos Porro, junto a sus compañeros de Corrobla de bailes, realizan la loable labor de hablar sobre la indumentaria tradicional que hay en las distintas localidades castellanas para explicar a sus habitantes cómo vestían sus antepasados.
‘Lo segoviano’ no lo es tanto
Eso es lo que están haciendo en la Feria de la Tradición de Arcones, donde su traje serrano está (casi) olvidado por lo que es importante darle visibilidad. Pero primero, hay que conocer los factores que supusieron su ocaso. “La pérdida de esta identidad del vestir serrano, arrumbado por la idea de ‘lo segoviano’ extrapolado desde la capital a estos pueblos ha hecho mella en toda la provincia donde ya no reconocemos los trajes de unas comarcas o de otras ni los tiempos ni momentos variados del vestir”.
Festividad de Carnaval en Arcones (Segovia) con los vecinos vestidos de manera tradicional.
Junto a esta imposición de lo que se considera como ‘típico segoviano’ se une, como asegura Carlos, “la falta de artesanos que elaboren correctamente las prendas y que, a pesar de llevar muchos años de oficio, no se fijen en estos patrones tradicionales antiguos o en elegir los géneros apropiados, y prefieren apañarse con tejidos o adornos comunes y más fáciles de obtener. Esta labor de costureras y sastres tan necesaria pero sin conocimiento de la tradición -que requiere estudio de muchos elementos no solo saber coser- acaban por representar un traje ideal y oficial en el que se miran las madres y abuelas que quieren hacer un traje a sus hijos o nietos porque les han hecho ver que el traje que tienen en su casa de los antepasado no es el ‘auténtico traje segoviano’. Esto casi deberíamos considerarlo un delito contra el patrimonio. Obviamente es muy lícito que se hagan y vendan estos trajes, pero no que se presenten como los trajes ‘Tradicionales’ segovianos, pues estos tienen otro carácter estético muy diferente como vamos viendo en los últimos años y como ocurre en toda España.
El traje serrano de Segovia, al descubierto
¿Y cómo es el traje serrano segoviano? ¿Cuáles son sus piezas más destacadas? Carlos tiene todas las claves. “El arcaísmos, mantenido en los manteos de tramado, esto es confeccionados en dos colores, unos para el cuerpo de manteo en lana y cáñamo y otro de jerga o estameña para una parte terciada como remate y que según la anchura distinguía el lugar y la situación”. También son importantes los dengues. “Estos rodeaban el cuerpo y la cintura debido a su extrema largura al ser una pieza de abrigo y acomodo en el trabajo, las camisa de corchado en añiles con un geométrico mundo de dibujos, las medias azules bordadas, las cintas de seda a la cintura según el estado y las albarcas de cuero”.
Una pieza singular -y que a mí particularmente me encanta- es la faltriquera. “Destaca el trabajo minucioso de la lana tejida para faltriqueras de color, o fardelas, como llaman en algunas ocasiones y que son muy propias, casi exclusivas, de esta zona. Los pañuelos de pelo o los de fino estampado en merinos avinados muy comunes en toda la zona y los francés de algodón rameados”.
Una faltriquera serrana y pastora serrana de Arcones (Segovia).
El traje masculino viene definido por el cuero. “Conserva chalecos y calzones de cuero estezado -un cuero curtido que adquiere aspecto aterciopelado- y calzonas, otra modalidad de pantalón serrano más largo y ancho a la rodilla que también se ha olvidado en los estilos del llamado traje regional segoviano, otro empobrecimiento más”.
En cuanto a materias primas Carlos apunta a la lana, el lino y el cuero. “Ellos definen plenamente el sabor serrano. La existencia de telares en la zona ayudaba que la mayor parte de las piezas, tejidos o prendas fueran de factura local con el añadido y aprovechamiento de la lana que la ganadería en la zona, los bueyes y vacas -de los que se aprovechaba el cuero- y la plantación de lino en toda la comarca mostraba un tiempo de autosuficiencia del vestir. Las mujeres labraban las telas y bordaban, los hombres curtían el cuero y muchos de ellos tejían en aguja faltriqueras y medias, y cortaban y cosían el cuero para sus propios chalecos y zajones de trabajo. Lo demás se mercaba o se traía de fuera, pañuelos, algodones o incluso algunas faltriqueras que se traían de regalo y recuerdo desde la localidad extremeña de Baños de Montemayor, en la trashumancia serrana”.
La importancia de los detalles
No olvidemos los accesorios. “Los sombreros de paja de centeno, los de paño de ala ancha y dos borlas, las cachuchas de pellejo, las elásticas de paño o de lana roja de los serranos, el uso del tabardo o la capa parda y las albarcas y peales. No podemos olvidar como añadido la gran riqueza de los trajes de los danzantes que mantienen en muchas de estas poblaciones los trajes de enagüillas y delanteras de algodones de color o listas”.
Los peinados y la joyería son dos mundos a descubrir. “Son fundamentales además para el estudio de la persona y el entorno, el apego a las tradiciones antiguas o la libertad para ir a la moda, todo ello se ve en el arreglo de los peinados o en el lujo del oro y la plata, del coral y del aljófar, de todo ellos se gastó en Segovia al diario o para la fiesta, pues no podemos olvidar que la joyería no deja de ser un elemento que busca la protección, donde coral, azabache, cruces y medallas de vírgenes ayuda en la salud a la persona que lo lleva en todo momento. Aparecen los collares de coral con una medalla de plata, los ahogaderos ceñidos al cuello, sartas de cuentas de cristal y los pendientes de gajos de aljófar o coral, los de dos carreras y los de lazo y pata, una gran riqueza para una zona tan dura en el trabajo y la vida”.
El grupo Corrobla de bailes y el último serrano de La Matilla.
Estudio aparte requiere el tema del cabello. “Los peinados que nos llegan son los preciosos y complejos trenzados de picaporte, los rodetes planos y el pelo partido en tres con un moño de varias trenzas cogidas en un solo rodete trasero, un verdadero compendio del peinado segoviano tan necesario de recuperar en las variantes antiguas”. Al ser un tema tan extenso, Carlos lo tiene claro… “Sería necesario un curso completo y formativo para dejar asentado todo este mundo del adorno, el tocado y el peinado segoviano”.
El llamativo calzado del traje serrano son las albarcas de cuero con regíos y tiranas. “No son muy complicadas de realizar por ello, algunos artesanos han seguido confeccionado de manera ocasional estas piezas, aunque el desconocimiento de los originales hace que muchos modelos acaban siendo una especio de sandalias carmelitas o albarcas con poca similitud la verdad en relación a estas albarcas viejas buscando como siempre, la comodidad. La compleja colocación de las mismas, las engorras que rodean las pierna y el uso del peal que envuelve el pie hace de su colocación todo un estudio de fuerzas y voluntades para no ir perdiendo las albarcas por el camino”.
Trajes para muchas ocasiones
El traje cotidiano serrano dejó de vestirse en las primeras décadas del siglo XX. Y era tan variado y diverso como las necesidades y el devenir del día a día de los segovianos “Existía un traje distinto para primavera y cuando llovía, y para casado y soltero y para viudo, y para ganadero y tratante, y para labradores y pastores, y para vendedor ambulante y arrieros, y para hacer quesos o ir a segar y para pobres y ricos, y para menos pobres y menos ricos, y para austeros y para espléndidos, y para majos y majas y para rancios y rancias, y para ir a misa, para ofrecerse de hábito por promesa o para ir de oficio y para la boda y para enterrarse. Tal es la riqueza -o tal vez era deberíamos decir- de nuestra indumentaria”.
Casi siempre, son las ropas de diario, las dedicadas al trabajo, las que pierden importancia y son más fáciles de ser olvidadas y eso, tiene un motivo: “porque en las recreaciones folklóricas desde los años 40 y 50 y aún en las que se vienen realizando de manera masiva desde 1980 -1990 (cuando se supone que ya tenemos cierto criterio y documentación) se opta por el lucimiento de escena y se entiende que éste ha de ser a partir del colorismo extremo, la uniformidad, el brillo y el lujo”.
Manteo serrano de tramado con diferenciación de colores y texturas.
Por este motivo… “Se deja así de lado toda una riqueza de expresiones en lo que hubiera sido la obligación de estos colectivos de coros y danzas la de mostrar toda la variedad del vestir segoviano. Los colores más austeros o plomizos, la sencillez, los materiales menos nobles no se muestran en lo que realmente ocupa la mayor parte de las expresiones segovianas o por el contrario se adulteran acabando por convertir trajes diarios en pseudo festivales como ocurrió con los llamados de ‘espigadores segovianas’”.
Influencias externas
Hubo también otro factor importante que impulsó el desuso del traje serrano en Segovia, entre los años 1920-1930, y fue la influencia de tendencias externas mucho más ricas y llamativas. “El impulso efectista hacia el llamado traje de Alcaldesa, de montera o el segoviano de mujer -cuajado de agremanes y cintas de terciopelo- arrinconaron los linos, los tramados serranos, los dengues, las albarcas, los jubones de seda, las medias de tres puntos, los peinados de picaporte o de rodetes, la superposición de prendas, la zapatilla baja, los borceguíes, los paños recios, la joyería antigua, los contrastes de piezas, colores y formas según el tiempo o el momento, la gran gama de colores que quedó obligado al rojo y al amarillo. Todo esto hace que muchas cosas de las que vamos a hablar en Arcones suenen absolutamente ajenas a nosotros mismos cuando en realidad están perfectamente documentadas para la zona”.
Mientras que los trajes ‘de fiesta’ se guardaban como un tesoro (gracias a ello se pueden seguir contemplando en toda su riqueza), la ropa de trabajo duraba lo que duraba al ser usada diariamente… “La ropa se gasta hasta la extinción del género, la ropa festival se va pasando al diario hasta que se deshace, por ello es muy interesante localizar las piezas más sencillas y de trabajo más casi que las festivas, de las que hay muchos ejemplos. En este zona, se han utilizado hasta hace relativamente poco tiempo y se conservan algunos interesante ejemplos de prendas de oficio o de trabajo, de pastores y de trabajo en el campo. Junto a ello el cuidado y respeto de los vecinos de Arcones, Casla, Prádena o de Orejana hacia su costumbre han ayudado a guardar muchas prendas de toda índole. Además la fotografía ayuda mucho en estas labores pues hay una muy buena documentación de tiempos recientes, de los años 1940 o 1950 incluso donde se ven perfectamente las prendas originales”.
Recuperar oficios olvidados
Para revivir la indumentaria tradicional olvidada es necesario recuperar algunos oficios y artesanías que también han sido relegados al más profundo rincón del cajón de la memoria colectiva. Sí, ya se sabe que se hace mucho más rápido com la mecanización pero el resultado, la perfección de la imperfección de las texturas, no son las mismas. “La indumentaria se ha nutrido de muchos elementos del entorno, desde determinadas labores agrícolas que potencien el cultivo del lino y del cáñamo o la plantación de hierbas tintóreas hasta todo tipo de artesanías”.
Destaca la necesidad de profesionales como “carpinteros que fabriquen los telares en los que se elaboran las telas, tintoreros que recuperen esos colores propios del entorno, el hilado en rueca y hueso para lograr la largura o grosor necesario para el bordado o el tejido. El bordado a mano se va olvidando a favor de técnicas globales más sencillas que apenas inciden en los diseños locales y se prefieren otros ignorando los propios. El trabajo del talabartero y del zapatero que realice los modelos propios de cada terreno con sus diferentes adornos que ya no se encuentran, los sastres y bordadores que sepan confeccionar las hechuras antiguas que se han dejado atrás sustituidas por los cortes que podemos encontrar en la ropa de cualquier comercio. El cuero es una seña de identidad serrana y habría que volver a trabajar los estezados y ante, el bordado en cuero, la confección compleja en chalecos y calzones serranos. La joyería segoviana sería muy interesante volver a reproducir las piezas antiguas como hacen en León, Zamora o Aragón, mientras que en Segovia cargamos de todo tipo de supercherías y bolas de colorines los collares y sartales olvidando toda la riqueza de medallas, cristos, bollagras o corales que se gastaban. A la feria de Arcones llevaremos algunos de estos ejemplos de collares segovianos recuperados a la manera antigua”.
Vecinos de Arcones (Segovia) ataviados con trajes serranos durante las fiestas de Carnaval.
También habría que recuperar los mercados de cercanías, de comercio circular donde se reaprovechaban una piezas usadas o viejas prendas para fabricar otras nuevas… “Una utopía tal vez -puntualiza Carlos-. Pero sobre todo es necesario el apoyo claro de las instituciones a favor del Patrimonio real y original de los pueblos segovianos no de los folklorismos urbanos, que por fuerza han de desarrollarse y cuidarse fuera de estos epígrafes y atenderse bajo otros apoyos institucionales dentro del mundo de las artes escénicas, las corrientes de apoyo a la música pop y urbana, el ocio y tiempo libre, la gimnasia, el apoyo al diseño y estilismo de moda, etc”.
Creciente interés
Y todo ello, en una atmósfera social en la que cada vez se respeta más lo que llega desde la raíz. “Cada vez hay más interés entre la gente joven que busca enraizar con su entorno, bien sea con la música, la artesanía o en entorno rural, una vuelta a los pueblos aunque sea de manera muy lenta”.
Aunque existe un problema en el medio rural. “Ya queda muy poca gente que pueda servir de transmisor con su propio entorno, pues del mismo modo que las poblaciones urbanas éstos también han perdido esa herencia pasada. Por ello, es labor de los especialistas en la etnografía de práctica y centro documentales que hemos aprendido y reunido desde décadas pasadas esa herencia, el devolver a la sociedad esos valores y el patrimonio pues así garantizamos que vuelva en su ser toda esa riqueza, sin intermediarios triviales ni ‘arreglistas’ de la tradición, pues se hace muestra de manera efectiva con el documento original cuyo valor es absoluto. Por ello, las publicaciones, ediciones musicales de la voz de nuestros abuelos o los talleres prácticos como el que daremos estos días en Arcones con las prendas originales, se garantiza la enseñanza heredada de manera directa de los antiguos como la manera más genial de lograr esa trasmisión, pues la riqueza mostrada es tan grande que sin duda sorprenderá a todos y la hará más humana, tan alejada de escenarios y tablados que es lo que nos llega de manera habitual”. Ya sólo queda desear que la Feria de la Tradición de Arcones cumpla muchas ediciones.