Geofolk. Testimonio de la tradición viva

En Instagram hay muchos perfiles que recogen la indumentaria tradicional mediante imágenes del pasado que suelen ser bastante impactantes y hermosas, todo hay que decirlo; pero también hay instituciones que recogen la indumentaria tradicional europea actual y el sentir de sus gentes al vestirla. En este sentido está Geofolk, una base de datos y plataforma web que recoge una rica y variada colección de fotos de trajes tradicionales de todo el mundo y, claro está, también del continente europeo. 

Es su creador, el húngaro Botond Dávid quien nos lo cuenta mejor. “Creemos que estos trajes son poderosos símbolos de identidad y patrimonio cultural. Puedo describir al Geofolk en cuatro palabras: una tipología de vestimenta festiva campesina. Es decir, para mostrar cómo vestía la gente corriente de diferentes regiones. Y hay muchas regiones. Porque no importa en qué dirección vayamos, la cultura cambia cada 50 kilómetros. Mi filosofía es promover la comprensión y el aprecio por esta increíble diversidad a través de la documentación visual”. 

Mujer ataviada con un traje tradicional croata.

Geofolk lleva diez años en funcionamiento, un  periodo que ha sido muy gratificante y fructífero. “Fotografié más de 3.400 trajes individuales que representan la vestimenta tradicional de aproximadamente 250 grupos étnicos en 62 países. En esta temporada que apenas ha comenzado, ya he fotografiado más de cien conjuntos en Hungría y Rumanía”. Es obvio que la plataforma se ha convertido ya en un referente para investigadores e interesados en la cultura y en la vestimenta popular global.

El traje y su contexto

El pilar sobre el que se sustenta Geofolk es la fotografía y Botond es un experto profesional. “Como fotógrafo, mi objetivo principal es tomar fotografías de alta calidad de trajes tradicionales, a menudo en ocasiones festivas donde normalmente se pueden ver”. Pero su misión es también documentar el contexto cultural que rodea la ropa, incluido su significado y simbolismo. “Durante el Covid, cuando se suspendió la actividad de documentación, nació la exposición al aire libre Geofolk. En esta exhibición se pueden ver más de dos mil trajes y hasta el momento se ha presentado en 48 lugares”.

Mujeres con el traje tradicional de Valencia (España).

Esta exposición itinerante está teniendo mucho éxito y este año tienen previsto llevarla a Portugal. “se ha convertido en una especie de motor de la actividad porque también documentamos las costumbres de las localidades cercanas. He oído varias veces que la gente se siente orgullosa de presentar su propia cultura de vestir. Esto sucedió hace una semana en Hungría, alrededor de Pécs, donde fotografiamos a los tradicionalistas de siete lugares. En definitiva, lo que fotografiamos se presenta tanto digital como físicamente”.

Con el corazón dividido

Aunque es húngaro de nacimiento, Botond vive en Rumanía, concretamente en la región de Transilvania. “Aquí empezó la actividad y ésta sigue siendo nuestra casa. En Rumania viven muchas nacionalidades diferentes, lo que crea una cultura mixta muy interesante. Las diferentes regiones tienen sus propias tradiciones distintivas, donde las culturas oriental y occidental se encuentran e interactúan durante siglos”. 

También Hungría también tiene un rico patrimonio de trajes folclóricos. “Regiones como Kalocsa, Matyóföld, Sárköz, Palócföld y Kalotaszeg y Seclerland (ahora parte de Rumania) tienen un estilo particularmente distintivo y dinámico. Cada traje refleja la historia, las tradiciones y los recursos disponibles locales”.

Mujer de Hungría con trajes decorados tradicionales de Rumanía.

El fondo documental también incluye otros países europeos. “Nuestra colección cubre la mayor parte de Europa, con un fuerte énfasis en Europa occidental, central y oriental. Desde las antiguas decoraciones de los países balcánicos hasta los intrincados bordados de Zamora en España, presentamos la notable diversidad del continente”. Aunque reconoce que todavía queda por trabajo por hacer y zonas por cubrir en Noruega, Dinamarca e Italia.

Y, aunque los trajes difieren de un país a otro, siempre existen similitudes dadas por el clima o la influencia cultural. “Si bien existen variaciones regionales, hay similitudes subyacentes. El uso de bordados, coberturas para la cabeza que indican estatus social y ropa que refleja el clima y los recursos locales son algunos de los hilos comunes. Estas semejanzas hablan de una herencia europea compartida”.

La educación como base

Todas las imágenes de Geofolk dan testimonio de la belleza de la vestimenta tradicional, capturando los detalles intrincados y los colores vibrantes de las prendas usadas por generaciones de personas que celebran su herencia cultural. Es muy satisfactorio ver como el interés por los trajes tradicionales, va en aumento. “Por un lado, hay una apreciación renovada del patrimonio cultural y un interés creciente por la vestimenta tradicional. Creemos que esto surge del deseo de conectarse con las propias raíces y por un sentido de identidad propia. Por otra parte, lamentablemente la vida moderna no siempre es favorable para el mantenimiento de las tradiciones. Han crecido generaciones para las que esto es sólo un objeto de memoria de las generaciones anteriores”. Y lo peor es que, si se interrumpe el proceso de herencia, la gente de hoy ya no sabe cómo llevar estos trajes.

Habitantes del asentamiento de Nyárádmagyarós (Rumanía) con sus trajes tradicionales.

Además del testimonio fotográfico, sería muy conveniente que la recopilación fuera también a nivel escrito, oral o en otros formatos. “Las fotografías proporcionan un registro visual, pero las descripciones escritas, las historias orales e incluso las muestras textiles proporcionan una comprensión más rica del significado cultural y el proceso de creación que hay detrás de las prendas”.

Para una mayor comprensión de los diversos trajes tradicionales sería conveniente la implicación de instituciones a un alto nivel. “Un mayor apoyo institucional es crucial. La preservación de la vestimenta tradicional fomenta la identidad cultural, salvaguarda el conocimiento histórico y revitaliza la artesanía tradicional. También puede ser una fuente de actividad económica a través del turismo, la publicación de libros y programas educativos”. 

Un largo camino por recorrer

En este sentido, es esencial que las generaciones más jóvenes no se olviden de sus raíces. “Mostrar la belleza, la artesanía y el significado cultural de la vestimenta tradicional a través de medios y eventos modernos puede cerrar la brecha para el público más joven. Involucrar a los jóvenes en proyectos de documentación o iniciativas educativas también puede fomentar un sentido de propiedad y aprecio”. 

Mujeres de húngaras de nacionalidad alemana ataviadas con trajes tradicionales.

Se puede pensar que la gente que vive en las zonas rurales europeas lo tienen más fácil, y es cierto, pero las áreas urbanas no se quedan atrás. “Puede haber una conexión más fuerte con la vestimenta tradicional en las comunidades rurales donde estas prendas aún se usan en las festividades. Sin embargo, las poblaciones urbanas también están mostrando un creciente interés por su patrimonio cultural, y la ropa tradicional encuentra un lugar en la moda y el diseño contemporáneos”.

En el horizonte de Geofolk se atisban muchos e interesantes proyectos. “Estamos ampliando constantemente nuestro archivo digital para incluir más regiones y etnias. También estamos explorando asociaciones con instituciones educativas y organizaciones culturales para ampliar el alcance del proyecto. Tenemos en perspectiva crear el centro de visitantes Geofolk, donde presentar nuestra colección con un alto nivel tecnológico. Necesitamos mejorar en las actividades administrativas y en la organización de exposiciones y para ello necesitamos apoyo económico”. Seguro que consiguen todos sus objetivos, paso a paso.