Las tiaras son un elemento muy presente en la indumentaria tradicional de muchos países del norte y noreste de Europa. Algunos de estos tocados se hacen de flores y cintas aunque hay otras, que son un alarde de orfebrería. Ejemplo de ello son las tiaras rusas o Kokóshniks. Estas tiaras fueron muy populares durante los siglos XVI y XIX y se lucían habitualmente con el Sarafán que usaban las campesinas. El Sarafán es un vestido sin mangas, largo y de línea trapezoidal, con tirantes. Se acompaña de una camisa blanca de manga larga y desde el siglo XVIII puede ceñirse a la cintura con un cinturón de tela.
El artista Johann Nikadimus crea las Kokóshniks de manera artesana y tradicional y sus obras son muy apreciadas y reconocidas dentro del mundo de la joyería tanto, que convirtió en el Artista Invitado en la exposición que la firma de alta joyería Cartier celebró en San Petersburgo en 2021. Ruso de nacimiento, Johann se trasladó recientemente a la pequeña ciudad de Novi Sad, en Serbia. “Es un lugar tranquilo, hay mucha naturaleza y en este aislamiento puedo hacer mis diseños, me gusta mucho”.
El diseñador Johann Nikadimus trabajando en su estudio.
La trayectoria artística de Johann ha dado muchas vueltas y algunas de ellas, curiosamente no tenían nada que ver ni con la orfebrería ni con las Kokóshniks. “Empecé a bordar hace tan sólo diez años, cuando ya tenía más de 30 cumplidos, y no tengo educación artística especial. Después de haber trabajado durante muchos años en la industria de la confección para el mercado masivo, quería estar rodeado de personas dedicadas al diseño y a la artesanía. Pero no sabía exactamente qué me interesaba y ni siquiera intenté encontrar el camino”.
La llamada del folclore
Y aquél camino estaba en un grupo folclórico. ”El destino me unió al conjunto Tausen, cuya directora Yarina Nikolaeva, es una recreadora profesional de vestimenta tradicional. Un día se ofreció a enseñarme a bordar un antiguo tocado Kokoshnik, porque estaba cansada de responder a mis preguntas sobre ‘De qué está hecho’ o ‘Por qué no hay artesanos en Rusia ni lugares donde comprarlo’. Y así me convertí en artesano, me dediqué a este oficio”.
A la derecha e izquierda, dos Kokóshnik del artista Johann Nikadimus inspiradas en modelos antiguos.
Una de las características más destacadas de las Kokóshniks es su decoración a base del bordado de perlas, una técnica muy laboriosa. Una Kokóshnik lleva al menos, un mes de trabajo. “El bordado de perlas tradicional es una técnica de joyería simple que requiere mucho tiempo -comenta Johann-. Se aplica un adorno a la tela en el bastidor de bordado y se cosen cordones de algodón retorcidos sobre el adorno. Encima de los cordones se cosen hebras de perlas, cada perla por separado. El cordón, el adorno y el tamaño de las perlas crean la impresión de una escultura dimensional”.
Un bordado con historia
Etimológicamente a palabra kokóshnik aparece en el siglo xvi y proviene del término eslavo kokosh que significa gallina. Pero su uso es más antiguo. “Los primeros bordados de perlas en Rusia se remontan al siglo XII”, puntualiza Johann. Y es más. Este tipo de tocado rígido que cubre toda la cabeza se han encontrado en tumbas de los siglos XI a XII en la región de Novgorod. Su elaboración iba dirigida a grupos determinados de la sociedad. “Con esta técnica se bordaban vestimentas de iglesia e iconos además de prendas y tocados para las mujeres más ricas. El bordado de perlas se combinaba a menudo con el bordado con hilo dorado, muy extendido en todo el mundo”.
Bordados en hilo y perlas en una tiara de diseño contemporáneo de KEY by J. Nikadimus.
Gracias a su trabajo, las Kokóshniks no sólo se limitan a los grupos folclóricos. La labor de Johann Nikadimus está sirviendo para dar visibilidad a una artesanía ancestral que sería lamentable que se perdiera y de cómo esta técnica puede adaptarse a los gustos y tiempos actuales. “Colaboro con fotógrafos y diseñadores de moda para mostrar cómo este antiguo tocado tradicional -ha realizado réplicas exactas a las que se encuentran en los Museos- puede vivir en el mundo moderno. Y, a diferencia de los souvenirs, la Kokoshnik tiene un valor cultural real. Durante los diez años de mi trabajo en Rusia, gracias a mí y a mis amigos, se ha desarrollado toda una cultura de coser accesorios modernos utilizando tecnologías antiguas, y la cultura del tratamiento cuidadoso de la interpretación de un nuevo diseño”.
Un paso más allá
Para llevar las Kokóshniks al siglo XXI, hace dos años Johann fundó KEY by J. Nikadimus. “El producto principal de mi marca son las tiaras, que coso según mi diseño, pero conservando por completo la antigua tecnología del bordado de perlas. Todos los procesos de creación de mis tiaras son tradicionales para este tipo de bordado. Sólo los diseños son modernos”.
Aunque las tiaras suele ser elegidas principalmente por las novias, también pueden ser un accesorio para llevar en un momento especial. Ambas, diseños de Ambas de Johann Nikadimus.
Su emprendimiento también le ha servido para dar rienda suelta a su creatividad. “Me sentía muy limitado al reconstruir trajes tradicionales y necesitar más espacio creativo. Estoy convencido de que para que el arte tradicional siga prosperando es necesario integrarlo en la cultura moderna. Al interpretar técnicas antiguas en el diseño podemos impulsar la evolución del oficio. En la Edad Media, un maestro bordador no solo replicaba las copias de otra persona, sino que creaba patrones únicos pero reconocibles. Veo un lugar para estos antiguos bordados en la alta costura: este territorio alberga el futuro de estas técnicas asegurando que no sean olvidados. Sólo nosotros, los artesanos, podemos allanar este camino hacia el futuro”.
El mundo necesita más belleza
El nombre de su marca ha sido pensado a conciencia. “KEY en inglés significa llave y además, la primera letra de mi nombre en cirílico es Ю (Yu), el logo de mi marca, parece una llave. Los artículos que creo, Kokoshniks o tiaras tradicionales, abren las puertas a una realidad mágica. Cuando te pones algo especial el mundo que te rodea cambia por sí solo”.
A la izquierda, tiara histórica similar a la Corona de la Gobernación de Arjángelsk. A la derecha, tiara inspirada en la que llevaban las mujeres en la región del Volga. Ambas de Johann Nikadimus.
Y cuando nos vestimos con ropa tradicional, festiva, nos sentimos de otra manera. “Me encanta cada una de mis tiaras y la ropa festiva en general. Ofrecen la oportunidad de ir más allá de lo cotidiano, de romper el flujo del mundo exterior, a menudo tan cruel, y crear en él un rincón para un cuento de hadas, para una impresión vívida, un oasis donde uno puede tomar un respiro. Por eso nos vestimos con ropa bonita para ocasiones especiales, celebramos fiestas y decoramos nuestros hogares. Estoy seguro de que éste es nuestro trabajo: el trabajo de los artistas. El mundo que nos rodea está continuamente enfermo, envejeciendo, en guerra o simplemente lleno de puro odio interno. Y nosotros, artistas y diseñadores, seguimos creando una realidad mejor mientras el mundo que nos rodea tiende a la destrucción”.
Mucha atención porque Johann Nikadimus no va a limitarse sólo a hacer Kokoshniks. “Planeo ampliar la gama en el futuro, seguir colaborando con diseñadores de moda y producir pequeñas colecciones de accesorios y ropa fabricados también según antiguas tecnologías de bordado”. Pues habrá que estar al tanto de sus últimas novedades en sus redes sociales y web.
Fotos: Egor Shabanov, Yuri Guzeev, Nika Oksenchuk y Sophie Petkevich.