Antes que aparecieran los colchones de muelles o de látex era muy habitual que la gente durmiera sobre colchones de lana de oveja. La lana de estos colchones, fabricados artesanalmente, era lavada, escarmenada y clasificada antes de introducirla entre dos telas que se cosían en forma de saco y después se remataban intentando que la lana quedara bien repartida por toda la estructura.
Aquellas telas usadas para hacer colchones eran muy especiales no sólo por la calidad y resistencia que tenían para soportar su uso diario sino también, por sus vibrantes colores y estampados orientales. Hoy esas telas se han convertido en un tesoro, por lo menos para Elisenda Martínez que, con su firma Onabosses recupera esos magníficos tejidos -casi siempre adamascados o a rayas- para convertirlos en accesorios contemporáneos. “Siempre me han gustado las manualidades, las antigüedades y todo lo que pertenece a un pasado reciente. Había tenido diferentes proyectos pero quería hacer algo diferente. Tenía telas de colchón antiguas en casa y empecé a hacer bolsos con ellas…luego pensé, muy bonito pero…¿De dónde vas a sacar las telas?”.
Los bolsos de Onabosses están disponibles en diversos tamaños y formatos.
A veces pasan cosas sorprendentes que guían el destino, como le pasó a la diseñadora. “Salí de casa y delante mío había un camión lleno de colchones de lana antiguos, pensé que realmente me tenía que dedicar a ello. Y así comencé. Compré los colchones y empecé a confeccionar diferentes productos con los mismos. Me costó arrancar, decidir el nombre, el logo, el gestionar la contabilidad, las ventas…porque realmente lo que más me gusta es crear e idear productos diferentes”.
Estampados orientales
Monederos, neceseres, mochilas, tote bags, riñoneras… El catálogo de OnaBosses es excepcional y todos sus productos están realizados en un tejido que lamentablemente, ya no se fabrica. “De vez en cuando aún encuentro telas nuevas -se dejaron de fabricar en 1984- que son restos de fábrica destinadas a ser utilizadas para forrar colchones pero que nunca se llegaron a vender. Cuando las encuentro para mi es cómo encontrar un tesoro. Las más fáciles de encontrar (aunque cada vez cuesta más) son las recicladas, pero aún hay mucha gente que las guarda como recuerdo de su infancia”.
A la izquierda, monederos realizados en telas de colchones antiguos. A la derecha, Elisenda Martínez con los productos de Onabosses.
Los estampados que tenían aquellas fundas eran muy característicos aunque Elisenda tiene sus claros favoritos. “Principalmente los de flores como la Esmirna o también la de Crisantemos, a ésta última le tengo un cariño especial porque confeccioné mi primer bolso con ella. También me encanta el dibujo, la Grulla con cascadas y puentes inspirada en el Art Nouveau francés del siglo XIX y el Cisne, que tiene un estampado muy original”.
Hay veces en las que el tejido está tan maltrecho que es complicado aprovecharlo del todo. “Las telas vienen con unos cortes tremendos que les hicieron para sacar la lana de su interior y eso complica la restauración de las mismas. Los trozos son de tamaños diferentes así que intento aprovechar todo al máximo. El proceso de recuperación de estos tejidos es arduo y laborioso porque no siempre están en buen estado y además, todas estas telas deben estar perfectamente higienizadas”.
Moda y sostenibilidad
Además de por su calidad, su variedad de colores y estampados y su singularidad e historia, Elisenda también eligió este tejido para los productos de Onabosses por la sostenibilidad. “Me atraía reutilizar unas telas que, si no las hubiera recuperado, hubieran acabado en un taller o desguace donde las hacen trapos para la limpieza en los talleres de mecánica porque, en cuestión de limpieza y absorción, como el algodón no hay nada”. Y además, de los colchones antiguos se aprovecha todo. “Tengo la suerte de que a quien le compro los colchones le interesa la lana y se la queda para venderla posteriormente”.
A izquierda una mochila y a la derecha un bolso bandolera realizados en telas de colchones antiguos con estampado oriental.
Pero claro, las telas de los colchones antiguos son finitas y llegará un momento en que sea casi imposible encontrarlas por lo que Elisenda tampoco se cierra a utilizar otros tejidos antiguos para experimentar con ellos y crear artículos originales y atractivos. “De hecho, este verano compré en un mercadillo de Mallorca unas cortinas antiguas confeccionada en tela de Llengües, típica de las Islas, e hice un par de bolsos con ellas. También me encanta el lino antiguo y he estado tiñendo el mismo en varios colores para posteriormente confeccionar algunos bolsos…para variar un poquito”.
La aceptación del público está siendo muy buena, no sólo por la nostalgia que provoca en muchas personas ver convertido en accesorio aquellas telas de los colchones de su infancia sino también por su compromiso ecológico. “Aunque aún hay mucho camino por recorrer, poco a poco la gente va dándose cuenta de que al comprar artículos fabricados con materiales reutilizados estamos ayudando al planeta y a nosotros mismos -finaliza Elisenda-. En nuestro caso, el hecho de optimizar el uso de residuo textil hace que se requiera menos recursos y conseguimos ahorros considerables en agua combinando moda y sostenibilidad”.