Kronmakaren. Coronas ancestrales en tiempos modernos

Britten Toftarp es una artista de Suecia cuyo proyecto Kronmakaren, está centrado en la creación de coronas nupciales, broches y otros accesorios de forma artesanal y recuperando diversos materiales. Su trabajo mezcla la tradición, la sostenibilidad, el diseño y el simbolismo de una forma llamativa y actual. Hay que puntualizar que las coronas nupciales suecas es una costumbre que empezó en algún momento de la Edad Media y se convirtió en una importante tradición que aún se practica en la actualidad. 

Es además habitual que las coronas pasen de madres a hijas por lo que también conllevan un lado sentimental. “Me apasionan los rituales y la magia que la gente solía rodearse en el pasado -comenta Britten Toftarp-. En mi labor, exploro principalmente las bodas de la gente común en Suecia. Las bodas eran eventos que duraban varios días y se caracterizaban por los rituales y las supersticiones, sobre todo en el vestido de la novia, que servía como joya y como protección contra la brujería y el mal de ojo”.

Adornar y proteger

En la antigüedad, era costumbre que las novias llevaran una corona de hojas de mirto sobre la cabeza como símbolo de inocencia. El primer adorno conocido para la cabeza de una joven soltera en Suecia era el Piglocken, una diadema envuelta con cintas de colores y lazos que caía por la espalda. También se llamaba Huvudla o Hlad-la. Más tarde se volvieron más ornamentadas y se les dio forma de corona. 

Las coronas de estilo popular se han convertido en una forma de autoexpresión.

Cuanto más enriquecidas estuvieran más representaba el estatus social de la familia. “Es necesario saber que se trata de una larga tradición que se remonta a la Edad Media, cuando Suecia era católica y el matrimonio era uno de los sacramentos. Llevar la corona nupcial de la Iglesia era lo mismo que llevar la corona de la Virgen María. Por lo tanto, la corona nupcial siempre ha sido vista como un símbolo de virginidad tanto por la Iglesia como por la gente común. La novia coronada de pie, con la corona nupcial de la Iglesia, era un estatus reservado para las vírgenes. Si hubieras mentido al respecto, te habrían condenado por un delito contra la corona y habrías tenido que pagar una multa y pagar por un nuevo dorado de la corona nupcial”.

Señalamiento social hacia la mujer

Las iglesias poseían coronas (así como broches y fajas) que podían llevar los feligreses. En aquellos tiempos las viudas, a las libertinas y las mujeres embarazadas no se les permitía llevar corona, aunque se sugería que una novia embarazada podía expiar su pecado haciendo una donación al sacerdote o pagando por la renovación de la corona de la iglesia. Los virtuosos insinuaban que las coronas aumentaban de tamaño y esplendor directamente en proporción al número de novias descarriadas de su parroquia. 

Las coronas de Kronmakaren están realizadas en materiales reciclados.

Con el tiempo, las coronas nupciales de las iglesias perdieron popularidad frente a las que las novias encargaban a sus modistos. “Durante los años 1700 y 1800 se puede ver la influencia de la moda local en todo, desde simples corazones de tela en el cuello hasta suntuosas coronas de bolas con flores de papel y agujas de novia. Se caracterizaban por ‘cuanto más, mejor’ y se rellenaban con lo que tuvieras a mano que brillara y tuviera bonitos colores. Además, muchas novias preferían colgar de la corona hermosas cintas en lugar del velo”.

Lamentablemente, el señalamiento social seguía presente. “Todavía mantenían un registro de si la novia era virgen o no a través de varios símbolos y modelos. Una corona de novia negra señalaba que la novia había ‘pecado’. En vez de diversos tipos de coronas por áreas geográficas esa diferenciación es más común de encontrar cuando se trata de novias deshonradas”.

A lo largo de los siglos, la corona que la iglesia prestaba a sus feligresas era el popular modelo renacentista de gran tamaño mientras que las coronas más populares, “eran un soporte alto adornado con flores de papel o tela y decoraciones brillantes. A menudo inspirada en la moda del momento, pero a la manera de la gente común. El popular conjunto nupcial suele estar sobredecorado con todo lo que se puede encontrar”.

Tradición y sostenibilidad

Britten comenzó a trabajar broches y coronas en la década de los 90. “Sentía gran interés por los trajes medievales, donde estas piezas eran habituales. Creé una sencilla corona de alambre de hierro y cuentas de vidrio para un mercado histórico y llevé unas diez o quince piezas. Se agotaron de inmediato e hice muchas, muchas más los años siguientes. Se desarrollaron y se convirtieron en coronas y tocados de alambre inspirados en la Edad Media y en el Renacimiento. ¡Seguir leyendo sobre ellas es enamorarse de un objeto de arte ritual lleno de simbolismo!”.

Los broches son otro elemento de la indumentaria tradicional que Britten Toftarp realiza en materiales desechados.

La creación de broches, o Sölja como lo llaman en Suecia, surgió durante la pandemia. “Un amigo artista me había dado algunos trozos cortados de una placa de impresión gráfica para que jugara con ellos. Yo quería crear joyas con chapa y la chatarra era perfecta para intentarlo. En ese momento, mi pareja sufrió un infarto. Fue un trauma terrible y me senté en el estudio y elaboré un broche redondo con aquella placa gráfica. Fue mi forma de lidiar con el shock. Un broche hecho con grandes cuencos dorados de basura reciclada. Se convirtió en mi propio escudo protector de ‘plata’ y ‘oro’ sobre el corazón”.

Una de las características del trabajo de Britten es que sus piezas están realizadas en materiales reciclados. “Me gusta mucho trabajar con metal reciclado en forma de placas de impresión, moldes para tartas, tubos o latas de aluminio. Por desgracia, trabajar con una chapa tan dura cuesta mis herramientas, pero es creativamente liberador que el material no sea tan costoso. Y encaja bien con la tradición popular que se caracteriza por el ahorro y la reutilización”. Y no duda en experimentar. “Perforar un tarro de galletas o una placa de impresión y hacer que parezca el mejor oro o plata es casi como la alquimia y disfruto descubriendo cómo transformar una nueva pieza de chatarra en una fina pieza de joyería”.

Corona donde las cintas de colores remplazan al velo nupcial.

La vestimenta tradicional no está reñida con la sostenibilidad. “La indumentaria tradicional se caracterizaba por la artesanía y la pequeña escala y, definitivamente, por la reutilización y la frugalidad. El guardarropa era pequeño y había pocas prendas que se transmitieran de generación en generación así que, era algo duradero”.

Fuentes de inspiración

La artista suele buscar la inspiración en libros, exposiciones, museos e iglesias pero se abre a otras influencias. “También en Instagram y Pinterest. Y en encuentros con personas de otras culturas que te pueden contar sus tradiciones. Hace unos años, un visitante alemán que vino a mi estudio me habló de la tradición de las Flitterkräntze, en Baviera. Me dio una pieza del rompecabezas que me faltaba en mi propia investigación sobre la historia de la corona nupcial en Suecia. Así que empecé a indagar sobre la tradición que había detrás de las Flitterkräntze y de ahí me dirigí a los Klosterarbeten católicos, donde ahora encuentro inspiración para mi estética. Aquí, Youtube es una buena fuente para encontrar tanto conocimientos como el ‘cómo hacerlo’. También me he creado una buena biblioteca de referencia sobre el tema de las tradiciones, las coronas nupciales y el vestuario”.

Ejemplos de coronas y broche realizados por Britten Toftarp con flores de papel y alambre.

En cada pieza, Britten aporta su imaginación y estilo. “A menudo encuentro un modelo o una técnica que luego reinterpreto y lleno de mi propio contenido. No me interesa tanto la corrección histórica en mi expresión, pero casi siempre trabajo con referencias históricas”. En estos momentos se encuentra inmersa en las coronas grandes, altas y rellenas de flores de papel. “Es muy divertido. Diría que el papel es mi segunda opción de material después del metal. Este verano hice dos piezas de joyería para un concierto de la iglesia y fue muy divertido. Había dos grandes Lads, como los llaman aquí. Un modelo tipo halo que se puede encontrar en los Balcanes y en Rusia, pero también en una pequeña región de Suecia llamada Dalarna. Hice los míos más como tocados de estilo carnaval con grandes rosas de papel crepé rojo y rosa. Quedaron muy vistosos para los músicos en el escenario”.

Su próximo proyecto consiste en crear piezas más sostenibles. “He empezado a pensar cada vez más en términos de ‘joyas desechables’, de reutilización. Joyas que ocupan espacio en un momento dado y luego pueden reciclarse”.

Elemento de expresión

Las coronas han servido principalmente para tres propósitos desde el punto de vista histórico: marcar el rango, el rito y la riqueza. Pero hoy en día tienen otra intención. “Aunque la corona sigue marcando el rango en la realeza, la corona nupcial ya no es tan común en las bodas, ya que muchas personas eligen flores o adornos para el pelo más sencillos. Por eso, el uso de una corona se ha vuelto más lúdico estos días. Casi como una autoexpresión. Y veo un creciente deseo de usar grandes coronas y tocados de novia populares en el escenario y en bodas de estilo popular”. 

Exposición de Kronmakaren donde las coronas son las protagonistas.

Como las originales, sus piezas tienen también una función protectora. “Hoy en día, trabajo con creencias populares como elemento en mis joyas donde por ejemplo, el color rojo funciona a la vez como protección y alegría, riqueza y belleza, en el ramo de novia. Pero también las ‘hojas’ y el brillo en broches y coronas de novia, que eran a la vez orgullo y mecenazgo entre la gente común. Me gusta trabajar con el color rojo como protección decorativa”.

Además cualquiera puede aprender a realizar su propia corona porque Britten imparte talleres. “A veces los organizo para hacer uno mismo objetos para disfraces a partir de basura y reciclaje con el tema Horror Vacui. Entonces empiezo contándoles la historia y la función de los trajes y luego muestro técnicas y materiales sencillos antes de que los participantes se suelten a crear sus propias piezas. Suele ser muy inspirador ver lo que se les ocurre y a menudo, intercambiamos ideas. El más desafiante suele ser el Horror Vacui, que es lo opuesto al minimalismo imperante. Pero cuando superan la moderación, se dejan llevar casi sin parar. ¡Es muy divertido!”.