Al igual que la indumentaria, la cerámica suele ser un elemento identitario de una zona concreta. Nuestros antepasados decoraban chimeneas y cocinas con platos o jarras pero, algunas de aquellas alfarerías tradicionales, que realizaron los enseres para los lugareños durante siglos, actualmente corren peligro de desaparecer. Fajalauza podría ser un ejemplo de cómo luchar y trabajar para que esta cerámica de raíz siga en nuestras vidas.
El taller original de Fajalauza lleva quinientos años -existe documentación de su existencia que data de 1517- ligado al barro. En la alfarería situada desde entonces en el en el Albaicín granadino (España), el oficio de alfarero se transmitía de padres a hijos en el seno de la familia Morales. Sus productos están realizados siguiendo los cánones tradicionales árabes de los que intentan ser sus más fieles continuadores, y prueba de ello es, entre otras realizaciones, el paño de azulejos del Patio de los Arrayanes del palacio de la Alhambra o el zócalo de azulejos del patio principal del Ayuntamiento de Granada.
Afrontar el futuro
Pero, en mayo de 2022, tras el fallecimiento de Cecilio, el último alfarero de la familia Morales, la histórica fábrica corría peligro de desaparecer. Para que esto no ocurriera, su propiedad se transfirió a la Fundación Fajalauza, tras lo cual todos los beneficios generados por la industria son para atender los objetivos de la fundación.

Las centenarias instalaciones de la fábrica de Fajalauza en Granada (España).
¿Hay que hacer todo lo que esté en nuestras manos para que esta cerámica no se olvide? “Nosotros creemos que sí”, asegura Chemi Marquez Morales. Chemi nos pone al corriente de cómo está siendo el proceso de transformación de la fábrica, a Fundación. “En estos momentos, se está decidiendo qué parte de la cultura humana se adaptará y cuál desaparecerá en un plazo no muy lejano. La artesanía, que fue fundamental para la vida cotidiana, puede parecer hoy algo superfluo. O al contrario, se puede percibir como parte fundamental de lo que significa la humanidad… Está en manos de nuestra generación el hacer que perviva… ¡o no!”.
Herencia árabe
Bajo el nombre de Fajalauza se engloba un tipo de cerámica tradicional de Granada. En esta zona, los barros tradicionales con los que se elabora su cerámica son bastante plásticos y ricos en óxido de hierro. “Es una cerámica que lleva realizándose al menos desde el siglo XVII, con una decoración de trazos muy rápidos, basada en el bagaje hispano-musulmán, en colores azul cobalto, verde cobre y marrón de manganeso sobre blanco de estaño -describe Chemi-. Tiene también singular la frescura en el trazo y su simplicidad compositiva”.


Un azucarero y una bandeja de postre a la venta en la tienda online de Fajalauza.
Tazas, jarras, platos, azucareros, bandejas… En Fajalauza hay piezas increíbles para disfrutar de ellas en nuestras mesas. También tienen azulejería para decoración. “Es parte importante de nuestra producción desde hace muchísimos años y continúa siéndolo”. Sus piezas ya no se cuecen como en sus orígenes. “Hoy en día está prohibido usar el horno de tipología hispano-musulmana por lo que usamos propano como combustible, que es lo que más se acerca al resultado antiguo”.
La unión hace la fuerza
Actualmente dos son los peligros que se ciernen sobre la subsistencia de la cerámica granadina. Por un lado, la falta de artesanos que quieran seguir trabajando en ella y por otro, el desinterés de las autoridades por la artesanía, aunque sea histórica y parte del legado cultural de una civilización. “Todavía quedan en funcionamiento unas pocas factorías que trabajan lo más parecido posible al sistema tradicional, como nuestra fábrica -asegura Chemi-. Y en todas ellas, pertenecientes a diferentes familias, tienen problemas de continuidad por eso es por lo que hemos comenzado el proyecto Red Garnata”.


Un tazón de desayuno y un jarrón alargado. Los precios de Fajalauza son además, muy competitivos.
Coordinado junto al Centro Albayzín, Red Garnata es un modelo de colaboración que tiene como objetivo facilitar la promoción de la artesanía más representativa y su proyección hacia el futuro.
Una legislación adecuada
Mientras que la administración promete más que cumple, el público es el que está más por la labor en que esta cerámica no desaparezca. “Existe por parte de la ciudadanía, de todas las edades, un enorme interés y cariño y es por eso por lo que estamos seguros de que el proyecto va a salir adelante”.
Cerámicas de Fajalauza, de Talavera, de Aveiro, de Selb, de Faenza… Europa puede presumir de tener una cerámica única y llena de historia que se debe potenciar no sólo como riqueza cultural, sino también económica. Por eso, no estaría de más que las autoridades europeas dedicasen su tiempo a prestar más atención a las diversas artesanías de la Unión Europea. “Pero creo que es más importante empezar simultáneamente desde abajo -finaliza Chemi-. Se trata de apoyar a la artesanía con simplificación de la burocracia, ayudas económicas o, por lo menos, deducciones en los diferentes impuestos para hacer más competitiva la producción local con las imitaciones existentes”. Como consumidores, en nuestras manos también está el apoyarles. Y si os interesa la alfarería podéis apuntaros a alguno de sus talleres o visitas guiadas.