La comunidad BUNAD

En cualquier tema específico y tratado en profundidad es necesario tener un medio de información potente, interesante y actual que ofrezca al público todo aquellos datos que pueda, necesitar y, por supuesto aumentar la comunidad de lectores. En relación con el tema de indumentaria tradicional es complicado encontrar medios de comunicación especializados. Pero no en Noruega donde, desde hace varios años, existe una importante revista centrada en indumentaria tradicional. Como no podía ser de otro modo, esta importante cabecera editorial recibe el nombre de BUNAD. En Noruega, al traje típico se le llama Bunad (bunader en plural), y más que categorizar a un sólo traje es la definición que se da al conjunto de trajes típicos de las diversas regiones del país nórdico. 

El origen de la revista BUNAD se remonta a 2004, en colaboración con miembros del Norwegian National Costume Forum (NFF) y nace con el objetivo de arrojar luz sobre la investigación, reconstrucción y producción de bunads y trajes folclóricos en todo el país. La editora y directora de arte de BUNAD es Heidi Fossnes, una profesional con una sólida experiencia en el tema de los bunader y los trajes típicos. Es diseñadora gráfica y tiene más de 20 años de experiencia en la producción y publicación de impresos, revistas y libros. 

Heidi siempre se ha sentido atraída por la indumentaria tradicional. “Desde que, con siete años vi a una maestra en la escuela que vestía un traje maravilloso en el tren infantil durante la festividad del Día Nacional, que tiene lugar el 17 de mayo -recuerda Heidi-. No crecí en un ambiente donde el bunad fuera común, pero en la escuela había algunos maestros que sí lo hacían y me impresionaron mucho los majestuosos tocados y las telas bordadas con perlas”.

La tradición del bunad y el traje popular en Noruega es muy valorada por la sociedad. Existe una gran actividad entre los productores y artesanos de todo el país, un gran interés entre la población de diversas edades y un uso creciente de bunad entre mujeres y hombres. Y aunque la oferta y la variedad ha sido siempre mucho mayor en el lado femenino, hoy en día se producen por igual para ambos sexos. Es más, “en estos años en los que he estado al frente de la revista -comenta Heidi-, lo que he notado ha sido un interés creciente por los bunaders en general, y por los de los hombres, en particular. Cada vez más hombres quieren un bunad y eso, es agradable”.

A izq, Heidi Fossnes con un traje Ringerike (1790 – 1800). A dcha, con un bunad de la parte este de Telemark, llamado «Beltestakk» (1850-1910).

A partir de 2021, la revista dejó de imprimirse en papel para quedarse online. Las nuevas tecnologías han ayudado más a la interconexión e interacción entre los aficionados. “Las redes sociales probablemente han contribuido a la difusión tanto de información como de inspiración”. 

La riqueza de los bunader

El diseño de los bunader tiene como puntos en común el uso del bordado en diferentes prendas (faltriqueras, pañuelos, faldas…), tocados que son auténticas joyas en metales preciosos y semipreciosos, la riqueza de los chales elaborados a mano.… siempre, valorando el trabajo artesanal. En la revista BUNAD han intentado analizar el progreso del traje desde una perspectiva rigurosa. “Siempre hemos puesto el mayor énfasis en mostrar la gran diversidad de bunads que se basan en la costumbre local de todo el país, y no tanto en trajes de fantasía y nuevas propuestas -asegura Heidi-. También intento destacar a todos los buenos artesanos que trabajan en el sector de la creación de bunader. Tanto los que se dedican a confeccionarlos como a plateros, tejedores o zapateros. Pero también interesa la historia detrás de los distintos trajes. Yo diría que en BUNAD nos centramos en la indumentaria tradicional desde un enfoque etnográfico, pero también práctico”.

BUNAD se encarga de dar visibilidad a todo lo relacionado con este rico patrimonio cultural independientemente de que se viva en una ciudad o en una zona rural. “Hay una gran diversidad en los bunades de las diferentes partes del país -asegura Heidi-. Pero también en las diferentes épocas”. Aunque el diseño de muchos de estos trajes proviene de los siglos XVIII y XIX, el término bunad es una palabra acuñada durante el siglo XX, se incluye tanto los trajes modernos como los más antiguos. “Los trajes que más me ilusionan son los que se basan en los trajes folclóricos de los distintos ámbitos, y no tanto los trajes versionados. Es muy difícil para mí elegir mi favorito porque hay mucha belleza en todos ellos. Cada traje tiene sus características especiales”.

A los artículos publicados BUNAD acuden tanto lectores interesados en aprender sobre trajes tradicionales como los que buscan inspiración para crear artículos más modernos. En BUNAD intentan estar lo más cercanos posibles a la raíz. “Hay una buena mezcla entre los que quieren crear cosas ellos mismos y los que están más interesados ​​en familiarizarse con todas las posibilidades que se esconden tras los trajes antiguos. Estos son a los que quiero inspirar. Aquellos que estén más interesados ​​en hacer accesorios modernos, como sombrillas Bunad, pinzas para el cabello, etc., pueden hacerlo, pero nos mantenemos alejados de eso”. Eso sí, para Heidi es importante dar visibilidad al trabajo de los artesanos que aún siguen trabajando técnicas ancestrales. “Considero muy importante promover las antiguas técnicas y por supuesto, también a los artesanos expertos que aún dominan estos temas. y que  intentan vivir de ello”.

El valor de la información

Tanto para que los oficios no se pierdan como para que la gente pueda optar a hacerse un bunad por sí mismo (hay que decir que según según quien lo diseñe y lo confeccione, y la calidad de los materiales seleccionados el precio de un bunad puede sobrepasar los diez mil euros), es necesario potenciar la educación. “El hecho de que haya escuelas en estos temas es muy importante. Deberíamos haber tenido más de esto. Pero también hay una serie de actividades de cursos en asociaciones culturales por todo el país para aquellos que desean aprender técnicas para un uso más basado en manualidades”. 

Lo mismo ocurre con las publicaciones ce contenido didáctico. “Los manuales y los libros son muy importantes. Publicamos bastantes títulos en nuestra editorial SMØYG. Pero aprender a coser un bunad de la A a la Z creo que requiere más que un libro para aprender -finaliza Heidi-. Aquí estamos hablando de una gran cantidad de técnicas manuales que deben aprenderse observando a algún experto y luego, hacerlo uno mismo bajo la guía de alguien que conozca el tema. Los libros son un apoyo y un complemento a esto”. 

Fotos: Johan B. Johnsen.