La indumentaria tradicional está (o debería de estar) muy ligada a la artesanía textil para ser lo más rigurosa posible con la esencia de esos trajes que identifican a una cultura. María Martínez Azeña es el alma mater de Merynadas. Como en su presentación de Instagram dice, Merynadas se centra en la ‘Recuperación, conservación transmisión y memoria de antiguos saberes textiles’. Pero el trabajo de María va mucho más allá, es una reivindicación de las raíces y de cómo, mirando al pasado, la sociedad actual puede labrarse un futuro sostenible, artesanal y auténtico.
A María le apasiona la indumentaria tradicional pero lo que más le gusta es “cómo, a través de este legado, podemos saber más sobre los usos y costumbres a los que estaba vinculada cada prenda, y también sobre las técnicas y labores artesanas, y los ingenios y herramientas con las que se hicieron estas ropas”.
A la izquierda, el traje tradicional reproducido por María Martínez Azeña. A la derecha, María y su compañero luciendo los trajes.
Siguiendo las técnicas y directrices de antaño, la artesana ha reproducido fielmente un traje tradicional de Soria (Castilla y León, España) del siglo XIX. “Ha sido una experiencia maravillosa, nutritiva y muy gratificante. A pesar de haber sido un proceso lento y trabajoso he disfrutado y he aprendido muchísimo haciéndolo”.
Para realizar con éxito esta labor, María ha llevado a cabo un exhaustivo proceso de investigación. “Existe documentación gracias al esfuerzo de los etnógrafos que trabajan e investigan la indumentaria tradicional. Yo me he apoyado para reproducir estos trajes en los conocimientos de una persona que lleva muchos años investigando la indumentaria popular soriana. Sin su ayuda, todo habría resultado mucho más complicado. A la hora de ponerse a reproducir indumentaria tradicional considero de vital importancia recurrir a las fuentes (grabados, fotografías, documentos notariales…) y a los estudiosos en la materia. Nunca inventar nada ni adulterar esta indumentaria. Hacerlo todo con el máximo rigor, utilizando los materiales y patrones adecuados para conseguir recrear la ropa tal y como era en la época en la que todavía se vestía habitualmente”.
A izquierda y derecha, camisa de lienzo en cáñamo antiguo realizada a mano.
Cualquier testimonio, por breve que sea, es bienvenido. Hay que tener en cuenta que María no sólo ha confeccionado el traje según los patrones antiguos, sino que también ha creado o utilizado los tejidos apropiados, los mismos que se usaban antaño. “El calzón y el chaleco los hice partiendo de unos vellones sucios de merina negra que yo misma lavé, escarmené, cardé y tejí, y la verdad es que obtuve un paño fantástico y las prendas parecen antiguas de verdad”.
Aunque para María, las partes más problemáticas fueron las que a primera vista, parecían las más sencillas de hacer. “Lo que más complicado me resultó hacer fueron las camisas, tanto la masculina como la femenina. No llevan patrón y eran prendas que las mujeres hacían en casa, pero no me ha resultado fácil hacerlas. Además me dolían los dedos porque las hice de lienzo de cáñamo antiguo y las cosí a mano con hilo de lino encerado. Esos lienzos antiguos son una maravilla, pero es complicado atravesarlos con la aguja”.
Patrimonio cultural
Aunque la creación del traje tradicional soriano de la forma más pura posible ha sido un reto, María se centra principalmente en el trabajo textil, concretamente en la recuperación, conservación y creación de tejidos. “Considero el textil como una forma de expresión cultural a través de la que se muestra la forma de vivir, de trabajar y de festejar de los pueblos. A través de él es posible descubrir expresiones de identidad y tradiciones heredadas -asegura la artesana-. Mi interés en los textiles tradicionales nace de una inquietud por conocer los tejidos que vistieron a nuestros antepasados, así como de un deseo de adquirir los conocimientos y habilidades que poseían las personas que los creaban con el objetivo de preservar el valioso patrimonio cultural inmaterial que representa la artesanía textil tradicional”.
A la izquierda, tejido realizado artesanalmente en el telar. A la derecha, tejido convertido en mandil.
Cuando María piensa reproducir un tejido antiguo lo intenta hacer siguiendo las mismas técnicas y utilizando las mismas materias primas que utilizaban nuestros antepasados para su creación. “Por eso, hago una investigación previa sobre cómo y con qué estaba hecho ese tejido para poder recrearlo de la manera mas fiel posible”. A la hora de ponerse manos a la obra, a María le cuesta seleccionar una parte del proceso como favorita. “Cada fase en la creación de un tejido me resulta muy emocionante. Aunque si tengo que elegir una, me quedaría con la etapa en la que ves que ese tejido que has creado se va transformando en un prenda de vestir”.
Eso sí, María anima a reutilizar tejidos antiguos (sábanas, colchas, cortinas, manteles…) para crear prendas de indumentaria tradicional. “Estos tejidos son los que le dan ese aspecto antiguo tan bonito. No tiene nada que ver una camisa hecha con un algodón moderno con una camisa hecha con un lienzo de lino antiguo -asegura-. El resultado es totalmente diferente aunque las dos camisas estén confeccionadas exactamente igual. Yo misma reutilicé unas sábanas antiguas de lienzo de cáñamo para reproducir unas camisas y aunque el esfuerzo fue mayor, tanto para encontrar el material como para coserlo, el resultado fue fantástico”.
A la izquierda, María vestida con el traje soriano donde resalta el ‘Cruzado’ en color índigo. A la derecha, el corpiño del traje.
Y el reciclado no quedó sólo en las camisas. “Para reproducir mi Cruzado, que así es como ser llama el Dengue en Soria, utilicé una manta muy antigua que yo misma teñi con índigo, y la verdad es que el cruzado parece antiguo de verdad. Se logran prendas muy bonitas utilizando materiales antiguos”.
Los colores de la Naturaleza
Hay que señalar que la artesana utiliza principalmente tinturas de origen natural. “Siempre intento emplear tintes utilizados históricamente en Europa como la granza, la gualda, la hierba pastel… -comenta María-, pero he de decir que no me inspiro en los recetarios antiguos, ya que en ellos se empleaban habitualmente sustancias muy tóxicas y contaminantes como pueden ser el cromo y el arsénico”.
La tintorería natural es un mundo apasionante y poco conocido. “Nunca deja de sorprenderme -asegura María-, cómo a partir de una única planta y utilizando distintos mordientes o modificadores del color, puedes obtener una gama tan amplia y maravillosa de tonalidades. Considero que los colores obtenidos a partir de los tintes naturales tienen una vibración diferente de los de origen químico. No sé, es como si parte de la energía de esa planta se quedara impregnada en el color conseguido”.
En cuanto a tejidos extintos, a María le gustaría recuperar los antiguos lienzos de cáñamo y lino. “Es un tejido muy sencillo pero al que antiguamente daban gran valor, para hacer las camisas, los ajuares… Hoy en día es posible encontrar en el comercio telas de lino o de cáñamo pero ya nada tienen que ver con estos antiguos lienzos. Me gustaría, al igual que hago con la lana, poder hacer yo todo el proceso desde la siembra hasta procesar la fibra para luego tejerla en el telar. Es algo que siempre me ronda en la cabeza y que tengo muchas ganas de hacer y recuperar”.
Los vellones son oro
Pero es la lana la fibra que adquiere mayor relevancia en su taller. “Es mi fibra favorita y con la que trabajo principalmente -asegura María-. Es un material maravilloso que las ovejas nos regalan y que tiene un sinfín de propiedades. Antiguamente se utilizaba muchísimo y en todas las casas se hacía el proceso completo de la lana, convirtiendo los vellones sucios en calcetines, jerséis… También les llevaban a los tejedores locales la lana hilada durante todo el año para que con sus telares la transformaran en mantas, paños… Hoy todo ello está casi perdido y es por esto por lo que trabajamos muchos artesanos, para que no se pierda totalmente”.
A la izquierda, María y su rebaño de ovejas. A la derecha, María trabajando la lana en la rueca.
Otros motivos por los que a María le encanta la lana es porque es un producto sostenible, de proximidad y también, por los beneficios que dan las ovejas al ecosistema, como desbrozar los campos y prevenir incendios, por ejemplo.
María trabaja la lana desde la propia oveja… “Tengo un pequeño rebaño que me provee de lana pero también recurro a la de otros rebaños de mi entorno, o también a lana comercial ya procesada. Aunque eso sí, siempre intento que esa lana sea nacional y procedente de ganaderías extensivas”. Aunque María intenta ser lo más autosuficiente posible, a veces es muy difícil conseguirlo. “Me aprovisiono de gran parte de los tintes naturales que utilizo, o bien cultivándolos en mi jardín o bien recolectándolos en mi entorno de una manera sostenible. Pero hay tintes, como la cochinilla, de los que no me puedo autoabastecer y los tengo que adquirir. También hay otras fibras como el cáñamo, el lino o la seda que compro ya procesadas”.
María teje los paños lo más fielmente posible a los tejidos antiguos.
En Merynadas, María carda, hila, retuerce o teje la lana… Un laborioso proceso artesanal que empieza a reconocerse y a animar a otras personas a adentrarse en este maravilloso y creativo sector. “Creo que cada día se está valorando más el trabajo con la lana -argumenta-. Yo veo que mi trabajo cada día despierta más interés y curiosidad, y voy conociendo a más artesanos y artesanas que trabajan con este material. También últimamente se hacen muchas ferias para poner en valor la lana. Todo esto es fantástico, pero aún queda mucho camino por recorrer. La lana está tristemente catalogada en España como un residuo y a los ganaderos no se les paga un precio justo por ella con lo que para ellos, en vez de representar un valor añadido para sus ganaderías, es un problema del que muchas veces no saben ni como deshacerse. También es difícil que la gente de al trabajo artesano con la lana, el valor económico que se merece. Pero bueno, aunque queda mucho trabajo por hacer, poco a poco vamos dando pasitos”.
El trabajo relacionado con la lana se complica porque los instrumentos que facilitarían la labor del artesano o la artesana (el lavado de los vellones o el cardado de la lana, por ejemplo), no están al alcance de la mano. “Es difícil encontrar quienes fabriquen en España maquinaria o herramientas para la artesanía textil. Sin ir más lejos, las agujas para mi máquina las tengo que pedir en Canadá”.
El artefacto al que hace referencia es una máquina de hacer calcetines que María cuida como si fuera el mayor de sus tesoros. “Me costó muchísimo encontrarla. Aquí en España estas máquinas se utilizaron bastante en sitios de tradición textil como Pradoluengo, y aunque quedan algunas oxidadas en los desvanes de las casas, ya nadie se acuerda por allí de cómo se utilizaban”.
A la izquierda, la máquina de tejer calcetines de María y a la derecha, calcetines tejidos con agujas de tricotado.
Y es que el olvido, la desmotivación o la desvalorización de los trabajos artesanales relacionados con el textil y la indumentaria tradicional son factores que favorecen la pérdida de identidad cultural. “Cada zona de España (y por ende de Europa) conserva algún tipo de labor o de artesanía como seña identitaria de ese lugar -finaliza María-. Es muy importante, en estos tiempos de globalización y estandarización, preservar y dar valor a esos conocimientos que se han transmitido de generación en generación para conservar este importante legado que son nuestras artesanías textiles”.