Los Sami y el sombrero de los Cuatro Vientos

Los Samis (también conocidos como pueblos lapones o saami) habitan en una vasta región que comprende Noruega, Suecia, Finlandia y la península de Kola, al noroeste de Rusia. Aunque no existen estadísticas oficiales son más de ochenta mil personas de esta etnia que difieren entre sí según su lugar de residencia y su  lengua, ya que existen hasta once variedades lingüísticas bien diferenciadas del sami. 

La indumentaria tradicional de los sami es colorida, atractiva, singular y además, está llena de misticismo como por ejemplo, su sombrero de los Cuatro Vientos que en Sami del Norte se denomina čiehgahpir y que es parte de la indumentaria tradicional masculina. Su base es un cilindro y en la parte superior se le añade una gran estrella de cuatro puntas del mismo tono que el cilindro y decorada (a veces sí, otras no) con cenefas de colores. La decoración de un sombrero sami es, como el resto de la vestimenta sami, indicativa del lugar de origen de la persona o incluso de su clan o estado civil.

Las cuatro puntas de la estrella del sombrero representan las cuatro esquinas de la tierra que los primeros sami creían que era cuadrada. Tradicionalmente, el sombrero era azul para representar el cielo y tenía un borde blanco, amarillo o rojo. Las esquinas estaban rellenas de plumón para dar calor y permitir que el sombrero mantuviera su forma aunque sus esquinas también podían servir para guardar pequeños objetos.

Hombre Sami con el sombrero de los Cuatro Vientos. Foto de Bjarne Hougaard en Unsplash.

El chamán y los cuatro vientos

Históricamente el gorro se inspira en un patrón ruso de la costa del Mar de Barents, pero los sami exageraron su parte superior y lo decoraron con los bordados y colores tradicionales sami. Lo mejor es que hay una leyenda sami sobre el origen del sombrero de los Cuatro Vientos que dice así: “Hace mucho, mucho tiempo, quizás hace miles de años, o quizás un poco más, los humanos no podían vivir en Sápmi. ¿Sabes por qué? Eso fue porque los cuatro vientos solían soplar como querían. Una mañana el mundo podría ser verde y cálido, las flores estaban floreciendo y el sol brillaba. Pero a la mañana siguiente podría hacer frío y nevar ya que los vientos soplaban con fuerza desde el norte. A veces, los cuatro vientos soplaban al mismo tiempo.

Entonces, un día, un hombre llegó al norte, un chamán. Se mudó a Sápmi y construyó su tienda ignorando los cuatro vientos. Pero estaba solo: sin esposa, sin hijos, sin amigos. El chamán encendió un fuego en su choza y comenzó a hacer yoik (cántico sami) y a tocar su tambor como acompañamiento. Con sus asombrosos yoiks, el Chamán invocó a los cuatro vientos para que vinieran a visitarle. El chamán y los vientos se sentaron junto al fuego. La cabaña estaba caliente y los cuatro vientos se durmieron. Pero el Chamán no durmió, puso algunos leños más en el fuego, y en la cálida temperatura los cuatro vientos comenzaron a encogerse y encogerse. Eran tan pequeños que podía sostenerlos en su mano. El chamán se quitó el sombrero, que en ese momento tenía la forma redonda y cogió los vientos uno a uno, los guardó en su sombrero y ató los vientos dentro.

El sombrero de los Cuatro Vientos de los Sami en varios periodos históricos.

A la mañana siguiente, los cuatro vientos se despertaron y se encontraron atrapados dentro del gorro. Se enfadaron y se esforzaron por salir. Soplaron con fuerza en todas direcciones, pero no pudieron escapar. Los vientos dentro del sombrero gritaban «¡Déjanos salir, déjanos salir!» Y el chamán les respondió: “Os liberaré con una sola condición: tenéis que hacer una promesa en la que todos estén de acuerdo. Que cuando sopléis, lo hagáis de uno en uno. Mientras que uno sopla, los demás tendrán que esperar su turno”. Los vientos prometieron y acordaron que en el futuro el Viento del Norte soplaría solo en invierno, el Viento del Este en la primavera, el Viento del Sur soplaría cálidamente en las tardes de verano en Sápmi, y en septiembre el Viento del Oeste soplaría para anunciar el Otoño. Como recordatorio de esta promesa, el Chamán dijo a los cuatro vientos “De ahora en adelante todos los hombres de Sápmi usarán un sombrero de cuatro vientos”. El Chamán se despidió de los cuatro vientos con su sombrero, el cual ya no se veía igual después de la captura de los cuatro vientos. Ahora era un sombrero puntiagudo”.

Hoy en día el sombrero de los Cuatro Vientos es un souvenir muy habitual entre los turistas que visitan las tierras laponas pero esto está suponiendo una apropiación cultural de la indumentaria tradicional sami que en nada está contribuyendo al buen desarrollo de su economía ya que muchos de estos accesorios no están realizados ni por artesanos ni por artistas de la comunidad sami. 

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