Anteayer es una tienda situada en Alcañiz (España). “Es una zona fronteriza entre Cataluña, Castellón y Teruel. La zona es muy bonita”, asegura Dabí Latas Alegre, su fundador. Un área marcada por la despoblación y cuya tienda ha servido, en ocasiones, como tirón turístico. “Un poquito debe de contribuir -asegura Dabí-. Tener la tienda no hace que sea llene Teruel pero sí que es verdad que algunos clientes me comentan que organizan sus vacaciones atendiendo al calendario y horario de apertura de mi establecimiento, a cuándo voy a poder estar en la tienda para venir y, de paso, hacer turismo en la zona.”. Anteayer está especializada en indumentaria tradicional e histórica, en prendas y accesorios que se lucieron de forma cotidiana a lo largo de los siglos XVIII, XIX y XX pero además, cuenta con otra serie de objetos como calzado, escapularios, telas, joyería, publicaciones e incluso botones.
Los mantones y pañuelos son de los artículos más vendidos en Anteayer.
En sobradas ocasiones encontramos testimonios de personas cuyas pasiones acaban convirtiéndose en negocio y eso, es lo que le pasó a Dabí con su espacio. “Todo empieza porque yo soy coleccionista de ropa antigua y llegó un momento que compraba tanto que no sabía donde meterlo, dónde guardarlo porque no tenía espacio ni tampoco dinero para comprar más. Necesitaba más sitio y una forma de autofinanciar la propia colección”. Su colección personal está centrada en ropa y complementos aragoneses, sobre todo desde finales del siglo XVIII hasta principios del XX, y básicamente procedente del Bajo Aragón, concretamente de las zonas de Matarrania en Teruel, y de Jacetania y Alto Gallego, en el Pirineo. Dabí no recuerda cómo comenzó su pasión pero sí tiene muy claro que el gusanillo le empezó a recorrer a edad temprana. “Desde adolescente he sido aficionado a la indumentaria tradicional, además es una enfermedad que va creciendo y creciendo siempre. No tengo ninguna pieza concreta por la que empecé… ¡Yo creo que han sido muchas! Supongo que la inicial estaría relacionada con el grupo de danzas al que iba porque yo bailaba y tocaba y entonces creo que sería la ropa que yo llevaba y que poco a poco iría encontrando alguna antigua… pero muy despacio, porque al principio sólo me interesaba pero sin más. Quería ver y tocar y saber un poco… El veneno llegó un poco más tarde”.
Aunque la tienda supone un sacrificio ya que Dabí no se dedica profesionalmente a ello, sí que le ayuda a mantener su hobby. “La tienda existe para que mi colección siga creciendo y yo pueda disfrutar de ella”, asegura por eso, su versión online crece día tras día y además, es más cómodo porque le permite teletrabajar y llegar a más clientes. A pesar de todo, la tienda física sigue siendo un punto de encuentro para los aficionados a la ropa tradicional. Anteayer vende principalmente a Museos e Instituciones pero también, a coleccionistas particulares. “El perfil del coleccionista es un perfil muy curioso porque no le importan tanto el estado de la pieza como la antigüedad y la rareza. Es la rareza de la pieza lo que están buscando, que sea difícil de encontrar. que tenga un bordado peculiar, un tejido especial… Si, si va vinculado con la calidad, sí porque hay muchas piezas que están muy bordadas pero son muy comunes. Por ejemplo, un mantón isabelino, esos se conservan muchos pero a lo mejor, bordados de refajos, es mucho más difícil encontrar. Es sobre todo que vaya en la pieza aunque no sea tanto la calidad del bordado incluso”. A la hora de aumentar tanto su colección privada como el catálogo de la tienda, Dabí encuentra diferencias según el área. “En el Bajo Aragón, en Matarrania, que es donde vivo, me es fácil encontrar pero por la zona del Pirineo que es mi otra pasión y de donde yo soy, ahí me cuesta mucho más encontrarla. No es porque la gente no haya guardado la ropa antigua sino que es más porque es difícil que te lo enseñen y que lo vendan. En las casas está, pero el carácter de las personas es diferente y aquí es más fácil llegar a la gente y que te enseñen las cosas que guardan, que en el Pirineo”.
El catálogo de Anteayer data esde finales del siglo XVIII hasta principios del XX
Hay que decir que, la indumentaria tradicional antigua es un tesoro que hay que preservar y muchas veces, en casa se guarda de una forma poco apropiada. “La mayoría no sabe cómo cuidar la ropa tradicional antigua. No la sabemos cuidar y yo me incluyo porque a veces, me doy cuenta que no todas las piezas las conservo como deberían. Pero sí que es verdad que la gente, cuando compra algo antiguo pregunta cómo hay que guardarlo y sí que nos preocupamos cada vez más para que duren más tiempo porque a veces, solamente de estar guardadas, ya se estropean. Metiéndolas en una bolsa de plástico, o doblándolas porque con esas dobleces la tela se raja… es muy delicado. Es un teme difícil el conservarlas bien”. El problema viene después, cuando la ropa se estropea y hay que buscar algún trozo de paño lo más similar posible al original o encontrar un artesano que la restaure como se hacía antaño. “Es todo un reto -asegura Dabí-. Encontrar artesanos que trabajen como se hacía antes tanto para restaurar como para reproducir muchas veces es complicado. A mí me gusta reproducir tejidos. Encuentro percales y me gusta copiarlos, por ejemplo. O pañuelos de seda que localizo por esta zona y me apetece tener ese mismo modelo, o joyas… entonces sí que es complicado dar con profesionales pero bueno, buscando mucho y pagándolos, pues al final salen cosas bonitas”.
En Anteayer lo que más vende Dabí son mantones, pañuelos y ropa interior antiguos. A lo largo del tiempo Dabí ha notado que cada vez hay más gente que apuesta por el historybounding. “Y me encanta. A mi tienda viene mucha gente a buscar ropa para ponérsela, para combinarla. Y cada vez más. Hace seis o siete años, era algo que me sorprendía yo les decía: ‘¿Pero de verdad vas a usar esto?’ Y ahora me parece tan chulo… Me parece una estética bonita y curiosa, que cada vez tiene más auge. Hace unos días llegó un chico que venía del País vasco a conocer la tienda y se llevó ropa para vestir él”. Definitivamente, al público le atrae cada vez más lo tradicional. “Seguramente por lo exótico. Aquí, en Aragón, el mundo de la Jota está creciendo mucho. A la gente le gusta más y más la Jota tradicional y eso hace que los grupos folclóricos se preocupen por vestirse un poco más a cómo se vestía tradicionalmente. Entonces yo creo que la vuelta atrás está calando bastante”. Pero claro, además de la corriente más ortodoxa que busca vestir ‘a la vieja usanza’, existe otra que propone revisionar los trajes de antaño a los gustos de hoy en día. “A mi me parece muy divertido pero me gusta, y me da miedo a la vez porque hay quien se fija solamente en algunas cosas, entonces prefiero que cuando alguien se viste intente ser lo más puro posible a la tradición. Cuando alguien se viste me refiero en plan de ir a una procesión, una romería, o una actuación folclórica entonces ahí quiero que se vaya buscando más la pureza y estas cosas van por otra vía, otra vía que también está muy bien y que me parece estéticamente precioso y admirable, además. Me encantaría usar este tipo de prendas cotidianamente, a lo mejor llevar una mochila hecha con un tejido de estos antiguos me parece precioso. Pero me da un poquito de miedo que hay gente que lo ve como si fuera ‘tradición’, y no es por falta de información o no querer informarse, porque datos ahora ya hay y muchos. Hay muchos estudios de indumentaria, cada vez hay más libros y ya no existe el ‘Dabí no se cómo se vestían’ Ahora se puede llegar a mucha gente que te puede informar”.
La indumentaria procede principalmente de Matarrania (Teruel), y de Jacetania y Alto Gallego (el Pirineo).
Es ahí donde entra la otra faceta de Dabí, la de investigador. “Faltan muchos estudios de zonas que apenas han estado trabajadas, de trabajos de campo y en toda España. Igual que a la gente le ha dado solo por coleccionar ropa o por leer, igual debería cada uno estudiar un poquito más su zona y así es mucho más fácil”. A Anteayer llega mucha gente de localidades cercanas para llevarle a Dabí esas piezas antiguas que heredaron de madres y abuelas. “Me traen ropa de cama, colchas… e intento no coger mucho aunque hay preciosidades. Hay auténticas joyas. Hay gente que me lo trae sólo para enseñármelo también. Viene la gente que sabe que me gusta y me dice ‘Mira, he encontrado esto en mi casa, no lo quiero vender, pero quiero compartirlo contigo’ quieren que lo vea para que lo admire, lo estudie y luego, si conviene, sacarlo en publicaciones o libros. Catalogar lo que tenemos cerca es fundamental también. Aparte de lo que hago, buscar piezas, no solamente para vender y comprar, que eso me gusta, pero lo que más me gusta es ver y catalogar lo que se conserva en los pueblos independientemente de que yo no lo tenga, pero yo puedo saber quién lo tiene y con eso ya es bastante… Y sobre todo, que lo guarde”.
La colección de indumentaria tradicional de Dabí no sólo ha dado como fruto la tienda, también un Museo que anima a mucha gente a visitarlo. “Es un Museo que tiene toda una planta dedicada a la Indumentaria Tradicional que fue fundado, en parte, con mis fondos particulares. Este Museo lo dirigimos desde la Asociación Sempiterna que la creamos una amiga y yo para gestionar parte de nuestras indumentarias, nuestras colecciones, y exponerlas al publico para que se puedan ver porque claro, si no se disfruta por parte de todo el mundo, no tiene sentido tenerla”.
Anteayer Indumentaria. Mayor, 23. Local. Alcañiz. Teruel (España).