Tsakonia es una región del Peloponeso cuyas raíces se encuentran en la Antigua Esparta. Además de contar con un idioma propio, que lamentablemente está en peligro de extinción, cuenta con unas artesanías espectaculares como la que se realiza el taller de tejido artesano Tsakonika Ifanta.
En la Grecia Clásica el arte del telar se aprecia en su mitología, cuando la diosa Atenea, patrona de las tejedoras, transformó a Aracne en araña debido a que ésta la superaba en destreza. Y Pandora, la mujer que trajo los males al mundo, era una magnífica tejedora. Y también en su literatura, cuando en La Odisea, Penélope utilizó sus dotes tejedoras para frenar a sus pretendientes mientras esperaba a su esposo, Ulises.
El tejido tsakoniano se realiza íntegramente con las manos.
Sí, el telar siempre ha estado muy unido a la historia del país mediterráneo y aún existen telares que mantienen esta tradición de generación en generación. En Tsakonika Ifanta continúan trabajando el tejido en telar vertical, una práctica que se inició en la región a finales del siglo XVIII. “El tejido tsakoniano es exigente, ya que todo se hace con los dedos. Utilizamos técnicas que se han transmitido de generación en generación desde 1948. Ponemos mucho amor, respeto y esmerada atención en cada producto. Fuerza de voluntad y paciencia, además de mucho tiempo, son también necesarios para estas creaciones que duran más de una vida”.
Poder femenino
Elisavet Rodopoulou pertenece a la tercera generación de tejedores. “Aprendí a tejer desde muy pequeña, ya que el telar y los hilos de lana siempre han sido parte de mi vida. Para mí fue un juego divertido con mi mamá y mi abuela. De ellas aprendí el tejido tsakoniano porque además, mi abuela era profesora y tenía muchos alumnos a los que transmitía el oficio. Desafortunadamente, a lo largo del tiempo, nadie continuó con este arte, con el riesgo de que el tejido tsakoniano desapareciera. Sin embargo, mi madre nunca abandonó su amor por el tejido y continuó manteniendo el único taller de tejido de la zona”.
A la izquierda, Elisavet Rodopoulou en el telar. A la derecha, no de los trabajos en telar vertical.
Desde hace muchos años Tsakonika Ifanta es el único taller de tejido artesanal que actualmente queda en funcionamiento. Y a pesar de que no hay ningún intento institucional para revivir la industria del tapiz en la zona, Elisavet se ha puesto como principal objetivo el que esta sabiduría no desaparezca. “Quiero trasladar la importante tradición de tapices de nuestro taller hacia las necesidades del mundo contemporáneo, apoyando nuestra gran herencia en la práctica. Es un honor para mí continuar con este oficio”.
Divulgar para sobrevivir
Otro de sus propósitos es transmitir su pasión y conocimiento a todos los interesados. “Es muy alentador que hoy en día muchos jóvenes se sienten atraídos por aprender un oficio o un arte tradicional. En nuestro espacio, organizamos talleres donde los participantes se sumergen por completo en el proceso de tejido de tapices según la técnica tsakoniana -puntualiza Elisavet-. Tienen la oportunidad de experimentar con el tejido en un antiguo telar vertical tradicional y crear su propia pieza utilizando materiales locales. Los estudiantes obtienen la práctica y los conocimientos necesarios sobre temas como deformación, configuración de telares y tejido de patrones tanto geométricos como simples”.
Elisavet no sólo imparte cursos y realiza otras actividades voluntarias. Desde 2018, enseña tejido tsakoniano en la Escuela de Profesiones Técnicas con el objetivo de formar adultos para que se conviertan en tejedores profesionales.
A la izquierda, los dibujos son tradicionales de la zona. A la derecha, acabando un kilim con patrones geométricos y simples.
Aunque en Grecia se suele utilizar el telar horizontal donde el profesional puede realizar ropa y artículos para el hogar, en Tsakonika Ifanta es más común el vertical porque es más adecuado para kilims y tapices, la especialidad de la casa. Los diseños son a veces simples o geométricos pero siempre, manteniendo y siguiendo los dibujos de su interesante y rico patrimonio cultural y tradicional. “Para nosotros es importante tejer patrones tradicionales que se han transmitido de generaciones anteriores y representan las costumbres y tradiciones de nuestra región. De esta manera intentamos mantener viva la tradición”.
Bagage cultural
En Tsakonika Ifanta también hay modernidad y sostenibilidad. “A veces nos inspiramos en la vida cotidiana y creamos nuevos patrones originales adecuados para crear elementos para espacios actuales. Incluso, tejemos adornos inspirados en la naturaleza, de donde provienen los materiales para la coloración de los hilos”.
Las fibras son teñidas con tintes naturales.
El teñido es un tema que particularmente a Elisavet le apasiona. “Aunque intento participar en todas las etapas del procesamiento del hilo, me parece que el tintado con pigmentos naturales es una experiencia mágica. Me encanta todo el proceso. Asistí a seminarios especializados en tintes de hilo de origen vegetal porque quería aprender más sobre este tema. Ampliar lo que había aprendido de mi abuela”.
A la hora de seleccionar la materia prima, trabajan con productores locales y de cercanía. “Utilizamos la más fina lana de oveja que se hila, se entrelaza y finalmente se tiñe. Usamos hilos griegos e intentamos conseguir lana de pastores de la zona”.
Kilims y mucho más
El punto fuerte de Tsakonika Ifanta son los kilim, alfombras únicas y auténticas que duran toda la vida pero también ofrecen otros artículos como tapices para decoración de paredes, adornos de mesa (posavasos o tapetes), recuerdos para ceremonias (bodas, bautizos) y regalos de empresa. Productos muy cuidados que te acompañan y decoran.
Los kilim de Tsakonika Ifanta tienen una impresionante variedad de dibujos y colores.
También han querido ampliar horizontes y para ello se han adentrado en el mundo de la moda creando correas para cámaras, cinturones, pulseras, carteras y, por supuesto, el rey de los accesorios: el bolsos. “La idea de esta línea surgió hace algunos años mientras pensaba en crear una colección adecuada para presentar el tejido tradicional tsakoniano de una manera moderna -cuenta Elisavet-. Los artículos de moda, como bolsos y carteras, me parecieron una buena opción para dar a conocer este arte tradicional al público en general. Son productos capaces de cubrir las necesidades de nuestra vida diaria. Para ello, hice cursos de marroquinería y así combinar cuero con hilos de lana, dando como resultado unos bolsos tejidos a mano con detalles de cuero. Trabajo desde cero cada uno de ellos y de forma artesanal”. Desde luego, el resultado es espectacular.
Es difícil ganarse la vida únicamente con la venta de creaciones tejidas a mano, especialmente en un pueblo pequeño como Tyros, por lo que su presencia en online les ha ayudado bastante. “Al tener tienda online y al utilizar las redes sociales tenemos la oportunidad de abrir canales de comunicación con artesanos de todo el mundo, compartir nuestro arte de tejido y por supuesto, encontrar nuevas personas que muestren interés por nuestras creaciones”.